deseo

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Druig por otra parte, veía embobado la escena que la castaña le brindaba, ella moviendo lentamente sus caderas pasando sus manos desde su cuello hasta la parte baja de su abdomen, sin apartar la vista de él, eso lo dejaba jodidamente loco, estaba buscando provocarlo y bien como lo estaba logrando, en un segundo, Amalia se dió media vuelta, quedando su espalda pegada al pecho del eterno, apegandolo más a ella, sintiendo el gran bulto que escondía entre sus pantalones, sorprendiendo a la castaña.

—Deberíamos ir a un lugar más tranquilo—susurró Amalia en el oído de Druig, haciéndolo estremecer ante su acercamiento.

—Amalia—dijeron en voz alta a su lado, sorprendiendo a la pareja—¿Podemos hablar afuera?

—No tengo nada que hablar contigo—respondió la castaña continuando con su baile.

—Claro que sí—Bucky la agarró despacio del brazo, a lo que Druig rápidamente actuó.

—Suéltala o no respondo—masculló entre dientes, cara a cara con el soldado.

—Está bien, tranquilo—irrumpió nerviosa—Creo que ya es hora de hablar.

—¿Segura?—preguntó Druig preocupado, a lo que Amalia asintió para dirigirse al exterior, lo mismo hizo Bucky pero sin antes regalarle una mueca al chico.

Ambos estaban viendo la decoración hecha para el matrimonio, sin decir ninguna palabra, después de varios minutos así, quebraron el hielo.

—Amalia yo.. no me dejaste explicarte lo que pasó realmente—dijo Bucky apenado.

—Dime, dime que pasó, explícame algo que no sepa—rogó la castaña viéndolo directamente a los ojos—Y por favor, no me mientas.

—Después de que te fuiste a la habitación con Nat, sólo recuerdo que iba a ir por ti, y de repente, todo se va a negro, no recuerdo nada más, hasta que amanecí con esa mujer en la cama—dijo con la mirada baja recordando la escena—Por favor, créeme.

—Supongamos que de verdad no te acuerdas de nada, aún así no cambia el hecho de que me engañaste, yo lo vi todo Bucky, vi como la besabas, como la llevabas a tu cuarto—sus ojos ya se empezaron a llenar de lágrimas—Tú explicación deja mucho que desear, crees que con un "no me acuerdo" se resolverá todo.

—Amalia por favor, yo te amo, estábamos bien—tomó el rostro de la castaña en sus manos—Éramos felices.

—No Bucky, pasé por un infierno este último mes, estuve sola, sin saber que hacer, y todo por ti—dijo soltandose del agarre limpiandose la lágrima que caía—Si no hubiese llegado a tu habitación en la mañana ¿Al menos me habrías dicho la verdad?

—Claro, claro que sí—respondió rápidamente

—No lo creo—susurró con la cabeza baja.

—¿Te arrepientes de elegirme a mí?—preguntó serio después de unos segundos.

—¿Qué? Yo no elegí a nadie Bucky, yo decidí pedirte otra oportunidad y Druig no tiene nada que ver en esto.

—Eso no es lo que vi ahí adentro, parecías muy alegre con él, bueno ahora pueden estar juntos, total, ya te acuestas con cualquiera.

Amalia lo miró sorprendida y sin pensarlo, le brindó un golpe en la entrepierna, haciendo que el soldado cayera de rodillas, por el dolor.

—Nunca más vuelvas a decirme algo así —dijo en voz alta para dirigirse hacia el interior del hotel.

—Hey lo siento, lo siento, Amalia—decía con dificultad mientras caminaba hacia ella—No quise decir eso, estoy celoso de verlo contigo, pero no pienso eso de ti, te lo juro.

—Bucky, no creo que sea buen momento para hablar, estamos los dos con tragos encima, no es buen momento—decía la castaña mientras sus lagrimas salían, tratando de sonar calmada.

Druig vió de lejos a la castaña entrando, y se dirigió hacia ella, preocupado, no se veía bien.

—Amalia ¿Estás bien? ¿Que pasó?

—Nada, creo que no era el momento de hablar—decía mientras caminaba al bar—¡Me da dos tequilas!

—No creo que sea buena idea—aconsejó el eterno

—Gracias—dijo para tomarselos, haciendo caso omiso a las palabras de Druig.

Mientras tanto, Nat estaba con Steve al otro lado, observando como su amiga estaba emborrachandose como loca.

—Deberías hablar con ella—dijo Steve

—Asi como está no lo creo, deberías ir con Bucky y saber que pasó, ya se dará el momento de hablar—le sonrió para luego darle un tierno beso.

Amalia estaba sola al medio de la pista, bailando frenéticamente y muy acalorada, a lo que un chico se le acerca y la toma por la cintura, agarrando su trasero, tomándola por sorpresa, Druig que estaba atento a los pasos de la castaña, fue rápidamente y sacó las manos del hombre de su chica, tirandolo al suelo sin ningún impedimento.

—¡¿Qué te pasa idiota?!

—Nunca vuelvas a tocar a ninguna mujer sin su consentimiento—dijo apuntandolo con desprecio.

—Ella está rogando para que se la follen amigo—dijo riendo mientras la castaña estaba viendo todo asustada.

Esas palabras bastaron para que el eterno perdiera el control, abalanzandose sobre él, golpeandolo reiteradas veces en el rostro, hasta que sintió como lo separaban del rostro desfigurado de aquel hombre.

—Druig, está bien, tranquilo—dijo Pietro tomandolo de la cintura

—Estoy bien, estaba molestando a Amalia y yo...—fue interrumpido

—Esta bien, vimos todo, Steve se encargará de todo, tranquilo, lleva a Amalia a su habitación—Druig asintió.

—¿Que pasó? ¿Estás bien?—preguntaba Bucky preocupado, Amalia sólo lo ignoró para dirigirse a su amiga.

—Lo siento Wanda—dijo avergonzada

—No mi niña, no es tu culpa, tranquila, está todo bien—dijo abrazándola—Ve a descansar.

Al ver como los dos se iban juntos al complejo, a Bucky le ardía el pecho, pero no podía hacer nada, no podía cuidar de ella, no después de lo que le había dicho minutos atrás, a pesar de que no había sido su intención.

El par llegó a la habitación de Amalia sin ningún problema y sin decir ninguna palabra entre ellos.

—Bueno, ahora descansa—dijo Druig

—Gracias por lo de allá, no debí tomar tanto, aún siento como mi cabeza da vueltas.

—Tranquila, no tenía derecho a tocarte

—Tú si lo tienes—dijo acercándose al eterno mientras ambos se miraban los labios.

—Entra—susurró Amalia tomándolo de la mano.

—Acuéstate y duerme—dijo riendo Druig, Amalia abrió la boca ofendida.

—¿No quieres tocarme?—preguntaba sentandose en la cama sin dejar de mirarlo sosteniendo una cara de niña inocente.

—No hagas eso, sabes que me prendes con sólo mirarte, no sabes las ganas que tengo de arrancarte la ropa y besar cada centímetro de tu cuerpo—se confesó alejándose de la castaña—pero estás borracha.

—¿Y?—dijo acercándose

—Ya duermete, yo estaré aquí

—Tú te lo pierdes—dijo para tirarse en la cama, realmente aún estaba borracha.

—Créeme que sí—dijo para sí mismo viendo a su chica tirada durmiendo—pero no quiero tenerte así, vulnerable, quiero que lo desees con todo tu cuerpo y corazón, así como yo.

The girl with green eyes [Druig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora