sinceridad

2.1K 223 164
                                    

Al día siguiente, Amalia despertó con un horrible dolor de cabeza, percatándose que aún llevaba la ropa del matrimonio, recordando todo lo que había pasado esa noche, y lo que había hecho.

—Mierda—murmuró observando toda su habitación, esperaba encontrarse con el eterno, pero al parecer ya se había ido. Se dirigió al baño para darse una ducha, realmente apestaba.

Envuelta en una toalla con el pelo suelto salió del baño para encontrarse con la maravilla de sus ojos.

—¡Druig! Eres muy silencioso, no te escuché entrar, ni salir—dijo la castaña

—Te traje desayuno, supuse que estarías hambrienta.

Amalia al ver la bandeja repleta de cosas deliciosas, se la devoró en unos segundos, mientras Druig la veía enternecido, era realmente perfecta.

—Lo siento pero tenía mucha hambre, creo que bebí mucho anoche—dijo haciendo una mueca al recordarlo.

—Sólo te desnudaste y bailaste arriba de la mesa de los novios, pero nada de que avergonzarte—dijo sonriendo

—Eres un pesado, eso no pasó, sí me acuerdo de algunas cosas—dijo rodando los ojos.

—¿Entonces te acuerdas cuándo me dijiste que podía tocarte?—preguntó con un tono entre serio y coqueto.

Amalia se tornó roja inmediatamente, sentía como sus mejillas le ardían, y Druig al notarlo se puso a reír, le encantaba ponerla nerviosa y más si el motivo era él.

—Por favor, no me hagas recordarlo, lo siento tanto—dijo avergonzada sin poder verlo a la cara.

—Tranquila—dijo levantando su rostro—No sabes lo que tuve que hacer para aguantar las ganas de hacerte mía.

Las palabras de Druig para nada calmaron a la chica, los nervios estaban a tope, pero aún así no podían dejar de verse, de admirar cada centímetro del rostro del otro, estaban estúpidamente embobados el uno con el otro, hasta que en un momento, sus rostros y cuerpos comenzaron a acercarse lentamente, con la intención de juntar sus labios y nunca más separarlos, pero, toda la magia se perdió, al escuchar unos golpes en la puerta. Amalia se disculpó y se levantó a atender, dejando al eterno con otra decepcionante oportunidad arruinada.

—Nat—susurró Amalia—Pasa, pasa

—Puedo volver después—dijo la pelirroja al ver a Druig en la habitación.

—No, está bien, yo me iré a duchar, hablen tranquilas—respondió el eterno para dirigirse a la puerta—Nosotros tenemos mucho de que hablar hermosa—susurró en el oído de la castaña, a quien se le cortó la respiración al tacto.

—Bueno, yo vine hablar de nosotras—empezó Nat sentándose en la cama, acción que repitió su amiga—Ayer te dije cosas hirientes que no debí haberlas dicho de ese modo, tenía rabia y pena.

—Me lo merecía Nat, todo este tiempo fui una idiota, te traté pésimo cuando la culpa no era tuya—dijo la castaña con los ojos aguados.

—No, no te lo merecías, no te mereces nada de esto—tomó su mano—Perdóname por dejarte sola, te amo, una vez te dije que te iba a proteger siempre y eso haré, y no importa que me alejes y me trates como basura, siempre estaré, te lo prometo—decía ya con las lágrimas saliendo—Nunca te haré sufrir.

Amalia no podía creer lo que su amiga estaba diciendo, ella era la que tenía que sentirse culpable y pedirle perdón, pero el gran corazón de Nat, siempre estaría ocupado amando a su hermana pequeña.

—Yo debo pedirte disculpas, no supe sobrellevar todo, me imaginé que podría superar el dolor olvidando el mundo, pero ahora veo que no es así, después de todo, el dolor aún está ahí, pero ya duele cada vez menos, y más si estás tú conmigo—dijo para luego juntarse en un cálido y fuerte abrazo de reconciliación—Te amo Nat, no se que haría sin ti.

—Lo sé, yo igual te amo, estaré contigo siempre—susurró sin soltar el abrazo.

Luego de varios minutos de conversación, pidiendo disculpas y hablando de lo sucedido anoche, Amalia recordó.

—¡Cierto! Druig me dijo que teníamos que hablar, me iré a vestir, si quieres después seguimos hablando y me cuentas que tal con Steve.

—Sí, no te preocupes, tú ve con tu enamorado—dijo riendo mientras veía a la castaña buscando sus prendas.

—Quiero hacer las cosas bien, no me salgas con esas cosas por favor—respondió rodando los ojos.

—Está bien, está bien—dijo riendo—Le avisaré que lo buscas, nos vemos luego—dándole un beso de despedida para luego irse.

Amalia salió de su habitación, esperando no encontrarse con Bucky, y así fue, en realidad no se encontró con nadie, lo que le pareció extraño, siendo ya la hora de comer, pero siguió su camino para encontrar a Druig.

—Hola hermosa—dijo el eterno detrás de la castaña haciendo que se sobre saltara.

—Eres un... no hagas más eso—masculló entre dientes enojada, a lo que el eterno rió por lo bajo.

—Bueno ¿de que quieres hablar?

—Primero vamos a un lugar más tranquilo ¿Biblioteca?—la castaña asintió.

Ya instalados en uno de los sillones, se dispusieron a hablar.

—¿Qué pasó contigo cuando me fui? ¿Por qué te alejaste? Y no me mientas por favor.

—Vi a Bucky con otra—susurró con la mirada baja—Y al parecer no lo superé de la mejor manera y terminé haciendo que me odiaran—terminó quebrandose al recordarlo.

El eterno no podía creer lo que escuchaba, ese no era el plan, ella no tenía que ver eso, pero no pensó el dolor que le causaría, sólo pensó en él, fue un egoísta, un maldito egoísta.

—Amalia, yo.. lo siento—dijo titubeando nervioso—Yo... no sabía que lo habías visto.

La castaña quedó confusa ante las palabras del eterno.

—¿Como que no sabías que lo había visto? ¿Tú lo sabías?—preguntó con un tono cada vez más alto

—Yo...—respondía sin poder mirar a la chica.

—Druig, mírame y dime la verdad, ¿Tú lo sabías?

–Sí—confesó al fin—Y no sólo lo sabía, yo lo hice.

—¿Que?—preguntó agitada poniéndose de pie—¿De que mierda hablas?

—No fue mi intención hacerte daño, sólo quería que Bucky sintiera lo que era no poder corresponderle correctamente a tu amor, pero fui muy egoísta, no pensé en ti y en–

—Dime que hiciste—exigió la castaña

Druig ya con lágrimas amontonadas en sus ojos, peleando por salir, se confesó.

—Yo controlé a Bucky con mi poder para que se acostara con esa chica—con las lágrimas ya saliendo—Pero yo nunca quise que lo vieras, no quería hacerte daño, te lo juro, sólo quería—trató de tomar a la chica del rostro pero Amalia impactada y desilusionada por su declaracion, se soltó rápidamente.

—No me toques—dijo llorando—No quiero que me toques—se alejaba hacia la puerta pero se detuvo—Tú fuiste el responsable de todo por lo que pasé, me engañaste, ¿utilizaste a Bucky para tenerme? ¡Estás loco!

—Amalia espera, no es así, hablemos por favor—imploraba mientras se acercaba.

—No te acerques, no.. no te quiero ver, estás realmente desquiciado, no creí que llegarías a esto—dijo la castaña—Creí que te conocía—terminó para salir de allí.

El eterno destrozado corrió para ir tras ella, no podía terminar así, ella era todo para él, era su Ángel, su paz, su esperanza, era su luz, era su Amalia, pero alguien detuvo sus pasos.

—Druig, al fin te encuentro, te necesitan en la sala de reuniones—dijo Pietro

—No puedo, estoy ocupado—decía mientras se limpiaba las lágrimas.

—¿Te encuentras bien?—preguntó preocupado

–Pietro, después iré, ahora necesito arreglar un problema.

—Es importante, hay unas personas muy alteradas, nadie sabe que quieren en realidad, dicen que son eternos y exigen hablar contigo.

Lo que me faltabapensó Druig

The girl with green eyes [Druig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora