primer beso

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Amalia Linner

Las semanas pasaron, y Bucky y yo nos conocíamos mucho mejor, salíamos a múltiples lugares de la ciudad, y extrañamente, no me sentía insegura fuera del complejo. Pasábamos mucho tiempo juntos, en el complejo y fuera de él, era como si fueramos los mejores amigos, pero para mi, se había vuelto mi primer amor.

—Bucky—susurré—¿Dónde estás?

—¡Aquí!—vociferó tras de mi, haciéndome sobresaltar.

—¡Shhhhh!—dije tapándole la boca—Nos pueden escuchar.

Teníamos planeado salir de noche, primera vez que lo hacíamos, obviamente Nat sabía y nos ayudaba a salir escondidos, no quería que Fury se enterara de mis salidas con Bucky, ya que los demás ya lo sospechaban, hasta Pietro ya lo había asumido.

—¿A dónde vas Amalia Linner?—gritó una voz fuerte y grave, haciéndonos parar en nuestro caminar.

—Fury—pensé cerrando los ojos.

—Hola Fury, ¿qué haces aquí tan tarde?—respondí nerviosa

—Que haces escabullendote por la noche y en compañía de..—Se detuvo para observar al soldado que no se separaba de mi.

—Ibamos a comprar, teníamos hambre—dijo Bucky muy seguro de sí.

—Podemos hablar a solas Amalia, por favor—me dijo dirigiéndose explícitamente a mi, ignorando el comentario del soldado, por lo que le asentí, dirigí mi mirada a Bucky, quien estaba esperando una señal para irse, se la di,  me dio un abrazo y se fue en dirección a su habitación.

—¿Qué significa esto?—dijo un furioso Fury—¿Tengo que encontrarte apunto de escaparte con ese tipo para que me cuentes que es lo que pasa?

—No es lo que crees, solo queríamos salir un rato—dije con un poco de culpabilidad.

—Amalia necesito que me digas la verdad, antes me contabas todo, y estas últimas semanas, solo me llamas para decir que estás bien y ya.

—Lo siento, no quise mentirte, pero sabía que te enojarías si sabias que—me detuve en seco.

—¿Si sabía que?—dijo invitándome a terminar mi frase.

—Me gusta Bucky—susurré con la mirada baja.

Nick sabía perfectamente que Amalia salía todos los días con Bucky, era obvio, pero le dolía mucho que ella no confiara en él, no quería que ella lo viera como una figura de miedo, no quería ser Owen Linner.

—Está bien cariño, el amor es uno de los sentimientos más puros que puedes tener—dijo dulcemente Fury—Solo me molesta que no me tuvieras confianza, solo eso—me dijo dirigiéndose a mi para brindarme un cálido abrazo.

—Te contaré todo de ahora en adelante—comenté aún en sus brazos.

—Solo no me preguntes sobre sexo, me incomoda mucho, y no sabría como aconsejarte, aún eres mi niña—me dijo serio sin dejar de abrazarme.

—Por favor, Nick, no, no pasa nada... con nadie—respondí muy avergonzada separándome del abrazo.

—Está bien, está bien, entiendo—respondio el moreno levantando las manos en señal de rendición—Pero cualquier cosa pregúntale a Nat, es tu amiga y sabe mucho sobre esas cosas.

—Okey.. me voy, adiós, te quiero—gritaba caminando hacia mi cuarto evitando el tema. Entré a mi habitación, que estaba totalmente oscuro, más de lo habitual, pensando en las palabras de Fury, riendo mentalmente, hasta que encendí la luz, y vi al soldado sentado en mi cama.

—¡Bucky!—dije soltando un suspiro—Me asustaste—susurré cerrando la puerta.

—Lo siento, solo quería saber si estabas bien, ¿qué dijo Fury? ¿Se enojó mucho?—preguntó.

—No para nada, al contrario arreglamos las cosas—aclaré sentándome a su lado.

Ambos nos miramos fijamente, Bucky miraba mis ojos verdes y yo sus ojos azules, dispuso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, para luego tomar lenta y cuidadosamente de mi rostro para acercarme hacia él, movimiento que seguía sin ningún impedimento, ambos queríamos que pasara, así que, al estar nuestras respiraciones completamente compartidas, ambos nos miramos por última vez, para luego ensamblar nuestros labios en un dulce y cálido beso. Pasaba mis manos lentamente por el cuello del soldado, quién por su parte, acariciaba mi rostro como si fuera la flor más delicada. Nos separamos por la falta de aire y nos miramos, con esas miradas que nos mataba el uno al otro, y sonreímos, como niños pequeños, para finalmente darnos un corto beso.

—¿Y eso?—pregunté sonriendo.

—Fue el mejor beso que he dado—me respondio mirándome fijamente.

—Que mentiroso eres Bucky Barnes—lo encaré, claramente no lo era.

—Te quiero Amalia, enserio—me dijo tomando mi rostro con cuidado, al escuchar esas palabras, mi corazón estaba a mil por hora, mi rostro se iluminó tan solo al escuchar que mi amor era correspondido de la misma forma, y sin pensarlo deposité un tierno beso en sus labios—También te quiero Bucky.

The girl with green eyes [Druig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora