Clint

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Amalia Linner

Había pasado un año desde que me había ido, pero seguía en contacto con Fury, quien me llamó semanas después de enterarse de Thanos, no quería ponerme en riesgo pero necesitaban toda la ayuda posible.

—No te lo pediría si no fuese importante, eres muy buena, y necesitamos a los mejores en esto—me dijo a través del teléfono.

—Entiendo Fury, como te lo dije una vez, estoy a tus órdenes, volaré lo más pronto que pueda—contesté sin dudarlo.

—Te quiero niña, cuídate—dijo despidiéndose, cortando el teléfono. Suspiré, no sabía de qué se trataba todo, pero lo que sí sabía, es que era lo correcto, sé lo debía a Fury, así que emprendí el viaje hacia Wakanda. Allí, me encontré con caras ya conocidas, las que me salvaron de mi padre, que, para mi suerte, aún seguía tras las rejas.

—Un gusto tenerte aquí Amalia—Steve me abrazó como si me conociera de toda una vida—Fury nos comentó que nos ayudarías—asentí.

—¿Y qué sabes hacer?—preguntó de manera cortante un hombre de cabello largo, barba, de ojos azules, guapo pero nada amigable.

—Bueno, soy muy buena en combate, armas, espionaje y bueno un poco de tecnología—mirando hacia mi alrededor.

—Perfecto, es como Nat pero más joven—comentó un chico de test blanca y pelo largo platinado, Pietro, creo que se llamaba. Supuse que Nat era la chica de pelo rubio, ya que al escuchar el comentario rodó los ojos y se puso a reír.

La pelea había iniciado, con las armas que Wakanda me había dado trataba de disparar a cada criatura saliente, en compañía de Nat y Okoye, nos resguardábamos la espalda entre nosotras, al fin y al cabo, éramos de las pocas que no teníamos poderes o superfuerza.
Había momentos en que mis ojos se posaban en el hombre alto, musculoso, de ojos azules, que hasta peleando se veía jodidamente sexy, nunca tuve interés por ningún hombre, al contrario, los detestaba, pero por alguna razón, Bucky Barnes, llamaba mucho mi atención.

De un momento a otro, pude ver como mis compañeros de batalla luchaban contra el Titan loco, que con solo un movimiento los derribaba, sabía perfectamente que si lo atacaba no le haría ningún daño, pero mi coraje y desesperación por estar perdiendo, me hicieron correr hacia Thanos, quien claramente me alejó con un movimiento.

Y ocurrió. El chasquido había ocurrido.

Pude ver como mis compañeros se iban haciendo polvo, primero Bucky y luego varios más, y así, del grupo solo quedamos Steve, Nat, Tony, Clint, Pietro y yo.

Pasaron los años, cinco, para ser exactos, el resto del equipo y yo, nos habíamos apoyado entre sí, eran como mi familia, excepto Pietro, él no me veía como parte de su familia, siempre estaba intentando algo más. En el momento en que me atreví a contarles mi historia, recibí el apoyo de todos, pero ese apoyo se volvió mucho más grande de parte de Tony, quien se había autodecretado protegerme cueste lo que cueste.

—¿Como esta la niña más linda del mundo?—pregunté dirigiéndome hacia Morgan, para darle un abrazo.

—Ami—me saludó correspondiéndome el abrazo.

—Ya sé porque estás aquí Amalia, pero ya dije que no—dijo Tony terminando de ordenar la mesa.

—Por favor, sé que tú puedes, eres brillante, yo no tengo nada que perder ni que ganar con todo esto, pero ¿y tú?, eran tus amigos, que hay de Peter, me contaste que ese chico se ganó tu cariño—le dije con ojos de súplica—Queremos un mundo mejor para Morgan, y este mundo no será mejor si no lo intentas, estoy segura de que Pepper me apoya—terminé para luego apuntar a la pelirroja que estaba apoyada en el marco de la puerta, escuchando todo.

—Amalia tiene razón Tony—agregó Pepper—Sería egoísta de nuestra parte, nosotros somos felices, los cuatro, pero que hay de los demás, quiero que estas hermosas niñas crezcan felices y orgullosas sabiendo que este gran hombre—dijo poniendo la mano en el pecho de Tony—Trajo a todos de vuelta.

Y solo eso hacía falta para que Tony decidiera que hacer, puso manos a la obra y lo consiguió.
Todos estábamos listos para viajar al pasado, me había tocado acompañar a Nat a Vormir, estábamos muy emocionadas, teníamos la oportunidad de salvar al universo, y no la desaprovecharíamos, pero Clint, quien había llegado hace muy pocos meses, se interpuso, diciendo que él iría con Nat, ya que no sabían que podría ocurrir y no querían ponerme en riesgo.

—Claro, y que a mí me coman los extraterrestres—bromeó Nat.

—Tú ya has peleado con criaturas extrañas, envidiosa—dijo Tony riendo, defendiendo la decisión de Clint.

—Oigan, soy muy buena, y ya no soy una niña— dije mirando a Clint—Yo también he peleado con criaturas extrañas cuando vino Thanos, y nos partió la madre—dije sin pensar haciendo reír al grupo.

—Sabemos que eres muy buena, muchas veces has derribado a Nat, y eso nadie lo ha logrado—dijo Clint mirándome muy orgulloso—Pero no tienes suficiente experiencia, te quedarás—dijo decidido para acabar el tema.

—Tiene razón preciosa—dijo Nat tomándome la mano. Resignada, salí de la máquina con los brazos cruzados y lanzándole una mirada fulminante a los demás, quienes ni siquiera reprocharon la decisión de Clint.
Bruce comenzó la cuenta regresiva, me dijo que deberían estar aquí en unos minutos máximo, y así fue, volvieron con todas las gemas, pero faltaba uno de ellos.
Nat con lágrimas en los ojos, tratando de respirar, cayó de rodillas al suelo, donde rápidamente fui a contenerla.

!¿Que pasó?!—pregunte asustada al verla—¿y Clint? ¿Dónde está?—pregunté al no verlo con ella.

La pelirroja con las lágrimas inundando su rostro, me regaló una mirada llena de tristeza, dolor, arrepentimiento, y de perdón. Sabia que significaba esa mirada, Clint había muerto.

The girl with green eyes [Druig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora