solo

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—Amalia—susurró Bucky tocándole el hombro a la chica quien se tapaba su cuerpo desnudo con la sábana.

—¿Eh?—recuperó el aliento al ver a Bucky—Sí, estoy bien, creí haber visto algo pero no es nada.

—Pensé que te había hecho daño—sonrió—¿y qué viste?

—Una araña—dijo rápidamente dirigiéndose al baño para una ducha. Bucky quedó en la cama un poco intrigado, esa reacción no era por una simple araña.

Con el agua corriendo por su cara, Amalia pensaba en lo que acaba de ver, como era posible que haya pasado eso, mejor dicho por que había visto a Druig, bueno quizás ya sabía la respuesta.

—¿Te gustaría que te enjabone la espalda?—dijo coqueto Bucky entrando a la ducha, sacando de sus pensamientos a la castaña.

—Ehhh... lo siento pero tengo que ir a hablar con Wanda por el tema de la boda y eso—respondió saliendo apresurada envolviendose con la toalla.

Amalia ya vestida, salió al encuentro de sus amigas, necesitaba contarles lo que le había pasado.

—¡Al fin las encuentro!—gritó acercándose—Necesito hablar con ustedes... urgente.

Las chicas se miraron entre sí preocupadas, así que no perdieron más tiempo y siguieron a la castaña, quien prefirió hablar en las afueras del complejo.

—¿Qué pasa?—pregunto Wanda preocupada

—Tranquila, no es nada grave, bueno si es grave, pero no es de vida o muerte, ¿o sí? No lo sé....

—Amalia—dijo Nat tratando de tranquilizar a la chica.

—Vi a Druig

—Druig se fue a una misión con Steve, es imposible—agregó Nat

—Bueno lo imaginé, no lo sé—respondió Amalia pasando sus manos por su cabello.

—Eso no es malo, a veces yo igual veo cosas y personas, quizás lo extrañas—dijo Wanda palmeando su hombro.

—Lo vi mientras tenía un orgasmo—Las dos mujeres la vieron con los ojos abiertos—con Bucky.

Nat y Wanda se quedaron perplejas con tal declaración, no dejaban de mirar a la castaña, quien estaba con la cabeza baja.

—¿No me dirán nada?—preguntó finalmente Amalia.

—Lo siento, solo que nos dejaste un poco sorprendidas—respondió Nat—Esto es más grave de lo que pensé.

—De verdad sientes algo muy fuerte por él ¿verdad? Y no lo niegues—dijo Wanda

Antes de que Amalia pudiera responder, escucharon el rugir de un auto entrando al complejo, que se estacionó justo al frente de las tres chicas, a lo que se bajaron Steve, Pietro y el recién mencionado Druig.

—Te extrañé—le dijo Steve a Nat dándole un fuerte abrazo.

Al ver a Druig bajar del auto, Amalia sintió como su corazón empezó a latir más rápido, como empezaban sus manos a sudar, se veía más sexy de lo normal. Las chicas sólo se quedaron observando a la castaña, sabían el incómodo momento que estaba pasando.

—Hola hermosa—dijo sonriendo Druig—Perdón, es la costumbre—se corrigió.

—No, esta... bien... tranquilo—titubeo Amalia con las mejillas enrojecidas, algo dentro de ella pensaba que Druig sí la había visto con Bucky.

—Bueno, nosotras nos vamos, tenemos muchas cosas que hacer con la boda y eso—dijo Wanda sacando a la castaña de allí, notando lo nerviosa que estaba.

Por otro lado, alguien observaba atento toda la escena desde lo alto del edificio, apretando sus puños con fuerza, los celos y la rabia lo invadían, no soportaba ver a su novia cerca de ese chico insoportable.

Amalia estuvo encerrada en su cuarto leyendo el resto del día, fingió estar enferma, no quería encontrarse con Druig, pero tenía que comer algo, y Bucky había salido con Steve a comprarse sus trajes para el matrimonio, no podía pedírsela a él, así que emprendió camino hacia la cocina, muy cautelosa.

—No fue tan difícil—se dijo para sí misma.

Tomó todo lo que necesitaba para un sándwich, solo le faltaba lo más importante, el pan.

—Mierda—dijo mientras saltaba para alcanzar el pan que estaba muy alto, tuvo que ir a buscar una silla para así alcanzarlo.

—Te veías muy tierna tratando de sacar el pan—dijo riendo el eterno, asustando a la chica.

—¡Druig! Me asustaste—habló Amalia tratando de recuperar el aliento—¿Me estabas espiando?

—¿Y tú me estás evitando?—preguntó mientras se acercaba a ella.

—No—respondió nerviosa

—Tranquila, ya entendí que lo elegiste a él, lo dejaste muy en claro.

—No lo hagas más difícil—susurró la castaña

Druig quería luchar por última vez, quizás la chica al fin se daría cuenta, al fin sabría que junto a él sería feliz, así que se acercó y la tomó por la cintura apegándola a él.

—Amalia—susurró cerca de sus labios.

—¿Qué.. haces?—respondió nerviosa la castaña.

—Dime que no me amas por favor, dímelo, porque si no me lo dices no intentaré siquiera sacarte de mi cabeza, no haré ningún puto esfuerzo por borrar esos ojos verdes que están plasmados en mi alma, dímelo—suplicó en voz baja.

Amalia sentía como su corazón se derretía al estar en los brazos del eterno y al escucharlo decir esas palabras.

—No puedo—susurró también muy cerca de sus labios—Pero tampoco puedo amarte como tú lo mereces, no le haré daño—finalizó ya con lágrimas en los ojos.

Druig decepcionado solo soltó el agarre, dejando que la castaña se fuera, quedando solo y desamparado, otra vez lo había rechazado, otra vez rompía su corazón, esa chica era buena y cuidaba a todos, excepto a él, lo que le rompía el alma, llegó el punto que hizo que el eterno colapsara, cayendo al suelo con las lágrimas invadiendo su rostro y un dolor en el pecho inexplicable, quedando así toda la noche, solo, como siempre se había sentido.

The girl with green eyes [Druig]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora