The girl with green eyes [Druig]

no la mereces

Esa noche, Bucky se acurrucó al lado de la castaña, quien sollozaba tratando de que el soldado no la descubriera.

—¿Estás mejor de tu estómago?—preguntó Bucky dándole besos por todo su brazo.

—Sí, pero estoy cansada, solo quiero dormir—dijo con un hilo de voz manteniéndose firme tapándose completamente con las sábanas.

Bucky la miró extrañado pero se dió la media vuelta y se dispuso a dormir, respetaría su espacio.

A la mañana siguiente, Amalia despertó sola en su habitación, vió rápidamente la hora, ya era muy tarde.

—Mierda—susurró—Había entrenamiento.

Se duchó y se preparó para bajar, tuvo que maquillarse para que sus ojeras no se notaran después de tanto llorar. Iba camino a entrenar cuando escuchó unas risas en la cocina.

—¿Por qué no están entrenando?—preguntó confundida.

—Porque no llegaste y no podíamos hacerlo sin ti—respondió Pietro abrazando por los hombros a la chica—Es broma, nos tomamos el día ya que le haremos una fiesta de despedida a mi nuevo amigo—dijo apuntando a Druig.

—¿Te vas?—preguntó sorprendida la castaña acercándose al eterno.

-¿Esperabas que me quedara después de lo de anoche? No puedo soportar otro rechazo de tu parte—susurró.

Amalia sólo lo miró fijamente con cierta nostalgia, de verdad se iría.

—Está todo listo para esta noche, así que las quiero y los quiero hermosos para despedir a Druig—gritó Pietro mientras tomaba en brazos al eterno quien reía un poco cabizbajo, él no quería irse.

Amalia salió rápidamente del lugar, iba en dirección donde le habían hecho un homenaje a los héroes que dieron su vida por salvar a todos, al llegar, se sentó observando cada detalle del lugar, las fotos, la velas, los pequeños recuerdos.

—No saben cuanto los extraño—susurró con los ojos llenos de lágrimas.

Escuchó cómo abrían la puerta, pudo ver al eterno entrar lentamente.

—Lo siento, no quise interrumpir.

—Tranquilo, pensé que estarías viendo lo de la fiesta de despedida.

—Son ideas de Pietro, yo no quería, además pensé que te hacía falta compañía.

Mientras Amalia y Druig se encontraban reunidos en esa pequeña sala, Bucky la buscaba.

—¿Sabes dónde está Amalia?

—¡Bucky! Al fin te encuentro, necesito tu ayuda, osea, Steve, la necesita—dijo la pelirroja dándole un muy disimulado codazo a Steve, quien se encontraba leyendo a su lado, sin saber lo que pasaba.

—Pero necesito encontrar a Amalia—insistía el soldado.

—Yo la busco por ti, tranquilo, ahora vayan—respondió empujando a los dos soldados hacia cualquier parte, había visto al eterno ir en busca de su amiga, no quería que empezaran una pelea antes de la boda, solo faltaba un mes, no quería arruinarlo.

Druig se puso a inspeccionar el lugar, nunca lo había visto, pero reconocía el rostro de uno de los que se encontraba plasmado en una pared.

—Él es Tony Stark ¿verdad?—preguntó apuntando el dibujo.

—Sí, fue como un padre para mí, al igual que Fury, me destrozó el corazón cuando hizo el chasquido, él sabía lo que le pasaría y aún así lo hizo.

—Es un héroe—dijo en voz baja el eterno—Lo lamento tanto, no sabía lo que significaba para ti.

—Clint también fue un héroe, dió su vida por conseguir la gema del alma, para poder traer a todos de vuelta—dijo apuntando su fotografía—Era una persona hermosa y con una familia hermosa también.

Druig la miraba con tristeza, la chica de verdad había perdido a muchos en su corta vida, y en cierta parte, él había ayudado con eso.

—¿Te puedo preguntar algo?—dijo Amalia.

—Sí, claro

—¿Dónde estaban cuando pasó lo de Thanos? ¿También desaparecieron? Los eternos.

Druig tragó en seco, con la mirada baja, cuando iba a responder justo lo interrumpieron.

—¡Amalia! Al fin te encuentro, es Bucky, te está buscando y no quiero que los vea juntos, no queremos peleas—Nat miró a Druig—Al menos no antes de la boda de Wanda.

Amalia asintió y la siguió, quedando su pregunta sin respuesta.

Había llegado la noche, la sala principal estaba llena de gente, todos los vengadores estaban bebiendo y conversando, después de todo, necesitaban distraerse.

—Te ves hermosa—susurró el soldado en el oído de la castaña quién se sobresaltó por el comentario ya que estaba atenta a los pasos del eterno, que conversaba con una chica rubia muy hermosa.

—Gracias—le respondió sonriendo—Vamos a bailar—dijo sin dejar de mirar a Druig.

Amalia y Bucky entraron a la pista de baile, sonaba una melodía lenta, Druig al verlos repitió la acción con la chica con la que estaba, posicionándose muy cerca de la pareja, sin dejar de mirar a la castaña, quien lo miraba de reojo y al sentir su atenta mirada le subía el calor a su rostro. Al terminar la canción, fueron a sentarse con los demás.

—Iré por un trago—anunció Bucky, a lo que Amalia asintió.

Druig vió al soldado solo en la barra esperando su trago, así que se dirigió hacia su encuentro, ya era hora de hablar frente a frente.

—No quiero pelear—dijo el eterno con las manos arriba en señal de paz—Sólo quiero hablar.

—No tengo nada que hablar contigo.

—Sabes que sí—dijo mirando a la castaña—Sólo quiero pedirte, antes que me vaya, que la cuides, con tu vida.

—Claro que la cuidaré, siempre lo he hecho—lo miraba serio—Es mejor que te vayas, ella sólo se confundió, pero ahora estamos bien.

—¿Estás seguro que sólo se confundió?

—Que quieres decir—dijo el soldado acercándose de manera intimidante.

—Ella te eligió, pero no porque no me ame, sino para no hacerte sufrir, y no te lo digo para provocarte, al contrario, te lo digo para que pienses en lo que ella está dispuesta hacer por ti.

—Escúchame bien—dijo tomándolo por el pecho—Tú sólo llegaste a arruinar todo, pero ella me eligió, ella me prefirió a mí, ella no estará contigo porque nunca serás digno de ella, Amalia es mía, tú no la mereces ni la merecerás nunca.

Amalia al ver de lejos la escena corrió para evitar cualquier enfrentamiento.

—Hey ¿Qué sucede? Bucky suéltalo—el soldado lo soltó inmediatamente.

—¿Estás bien?—preguntó la castaña hacia el eterno quien miraba al soldado furioso, quería arrancarle el corazón allí mismo, él no se merecía a la chica de ojos verdes.