2. Mi nombre es Ruggero Pasquarelli

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Ruggero

La tensión es palpable. Ella me lanza una mirada poco amigable.

Los demás nos ven, queriendo deducir de donde nos conocemos.

Solo Leonardo sabe de nuestro encuentro y ahora que me entero, la prima también, pues es la misma chica que la llamó.

-Hija, ¿ustedes se conocen?

Ella desvía la mirada hacia su mamá.

-Sí mamá, lo vi en el parque.

-Pues te presento a todos. Ellos son Antonella, una vieja amiga, y su esposo Bruno.- se acerca a saludarlos con un beso en la mejilla.- Él es Leonardo.- hace lo mismo.- Y a Ruggero ya lo conoces.

Ni siquiera me regresa a mirar. Solo se sienta a un lado de su prima.

Y así es la siguiente media hora.

Yo viéndola con la esperanza de que me vuelva a mirar y ella conversando con la chica sentada a su lado.

Me siento tonto por eso.

-¿Qué te parece si cenamos todos en mi casa? Digo, aún no terminas con toda la mudanza y yo tengo la cena lista. Suficiente para todos.

Carolina asiente y todos vamos a mi casa. Doy la vuelta buscando a Leonardo para ir a la par de él, pero me doy cuenta que va muy animado conversando con las dos señoritas de detrás.

Entramos a la casa y los tres adultos se dirigen a la cocina. Subo rápido a mi cuarto y a los diez minutos el llamado de mamá me hace bajar.

Ocupo el puesto vacío del comedor y observo que Karol queda frente a mí.

Será una larga cena...

Karol

Durante toda la cena el chico del parque llamado Ruggero no ha dejado de mirarme.

No voy a negar que esta guapo, lo note la primera vez que lo vi.

Pero el que se haya comportado como un patán delante de sus amigos le quita puntos.

Me concentro en la cena que esta deliciosa. Siento un pie que recorre mi pantorrilla y cuando alzo la cabeza veo una sonrisa perversa que adorna el rostro del italiano.

Mi respuesta es alzar el pie y aplastar el suyo.

Le dedico una mirada molesta.

Acaso no nota que me cae mal y lo menos que quiero es algún contacto con él.

Todos terminamos de comer. Mamá y los papás de Leonardo se va a sentar a la sala.

El menor de los Pasquarelli nos lleva a mi prima y a mí al jardín. Este tiene una piscina y pequeñas lámparas colgadas de los árboles. A la derecha hay un invernadero y las dos puertas están abiertas, mi curiosidad es grande.

Al entrar, el lugar está perfectamente arreglado. Cada planta en una maceta diferente. Veo lo que tanto me encanta. Hermosos girasoles que la luz ilumina y los hace ver de maravilla.

Me acerco a olerlos y estoy tan embelesada en la tarea que el sonido de las puertas me hace pegar un brinco.

Es Ruggero el responsable.

-Lamento si te asuste.- lo dice con una sonrisa en el rostro.

El idiota sigue burlándose de mí.

No le contesto y paso de largo queriendo abrir la puerta pero él es más rápido y se entromete en mi camino.

-No te vayas.- me alejo de él cruzándome de brazos.- Mira, no empezamos de la mejor manera. Mi nombre es Ruggero Pasquarelli.

Se acerca queriéndome dar un beso en la mejilla pero con mi mano lo aparto.

Little WishesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora