36. Fiesta de compromiso

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Año Nuevo, época en el que todo el mundo promete cosas y con el pasar de semanas y meses aun dichas promesas no se concretan.

O eso es lo que he notado siempre.

A quince días exactos de esa fecha, estoy debatiéndome, si azul o gris.

Porque tengo que estar listo a tiempo para ir a la fiesta de compromiso de ella.

Su invitación llegó exactamente el seis de Enero, cuando estaba viendo como mis primos recogían huevos de chocolate por todo el patio de mi casa.

Saludó a toda mi familia y le dio un sobre a mamá. Cuando me acerqué, me entregó uno igual a mí. Estaba cordialmente invitado a su fiesta. Agradecí con la sonrisa más hipócrita y estoy seguro que ella lo notó.

No la había visto mucho desde que volvimos de Rieti. Año nuevo lo pasé en Roma, junto a mi familia y regresamos el tres de enero.

Mis padres junto a Leonardo y su novia, me esperan en la sala y cuando digo que ya estoy listo, salimos de casa.

Al llegar ya hay muchos invitados. Saludo a Alonzo que está en una esquina del lugar y a mis amigos que acaban de llegar.

La feliz pareja aun no nos honra con su presencia pero cuando lo hace, la novia se lleva toda mi atención.

Usa un vestido blanco, largo pero con una abertura en su pierna izquierda, lo cual deja ver la blancura y se nota la suavidad de su piel. Además ese escote en V hace que por segundos me quede atontado viendo su pecho.

Pecho en el que me recosté tantas veces e hice otras cosas más que no me conviene recordar en este momento.

Salgo de mi ensoñación por los aplausos, y me uno a ello. Pero no es hasta que Fabrizio toma el micrófono que prestó mucha atención.

-Y estamos felices por tenerlos aquí.- apenas se gira, de modo que queda frente a Karol.-Ella es una mujer maravillosa y soy muy afortunado de que ahora sea nuestra fiesta de compromiso y en semanas ya sea mi esposa.

La toma de su mejilla y la besa de una manera lenta, ganando más aplausos. Siendo partícipes de la felicidad de ellos. Pero de mi amargura, porque no me gusta nada de lo que estoy viendo.

Cuando terminan, Karol inclina su cabeza y deja algunos mechones de pelo, detrás de sus orejas. Está nerviosa.

Fabrizio toma su mano y le da un beso, tomándola de la cintura y ella muestra el anillo frente a todos, sonriendo.

Los familiares de Fabrizio se acercan a ellos y las felicitaciones empiezan. Yo me tomo mi tiempo y con un vaso de ron en la mano, salgo al patio. Y solo dentro para salir con un nuevo vaso, cada vez. A este punto no me interesa que Alonzo me pueda regañar por beber. Hay entrenamiento en tres días. Mi sistema estará limpio para ese entonces.

Siento la lengua pesada y voy por un último trago, pero justo llego cuando el abuelo de mi entrenador está terminando su discurso.

-...porque la felicidad de mi nieto es mi felicidad.

Lo que mi abuela siempre me decía.

Talvez hasta mamá termine odiándome por lo que voy hacer pero sé que me perdonará porque una madre siempre perdona a sus hijos. O con esa frase lo arreglaré.

-Un brindis.- dejan de abrazar al abuelo para prestarme atención y desde ya, veo como Karol me quiere matar.-Por los futuros esposos.- mi voz está ronca a este punto y veo la mirada de mis amigos, como diciendo que no haga una locura.-Por que tengan un maravilloso matrimonio. Porque son la pareja más enamorada que he conocido.- alzo el vaso en delante de ellos.-En especial por ti Karol, porque seas muy feliz a su lado. Salud.-termino con el último sorbo de mi ron.

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