26. Romperse

175 18 1
                                    

Karol

Quiero llorar.

Ver a mi prima empacar sus cosas y no me gusta.

—Ya deja de chillar que te voy a meter en esa maleta para llevarte conmigo.

Niego como niña pequeña mientras doblo una de sus blusas. Estoy en ese momento bipolar en el que me quiero ir con ella pero no me quiero ir de aquí.

—Ya basta Karol.

Levanto una de mis manos indicándole como me calmo y ella al final sonríe.

—Ya estoy.

—Deja de ser babosa y mejor dime si te gusto el departamento que viste hoy.

Eso llama toda mi atención y asiento emocionada. Ayer fuimos a Roma con Ruggero desde temprano y vimos dos opciones pero definitivamente nos quedamos con la primera. Pasado mañana eran las entrevistas y solo andábamos rogando que si nos admitan.

—Es precioso, un balcón con una vista de ensueño y está cerca de la universidad. No puedo creer que me vaya a alejar de mis padres y empezaré a vivir con mi novio.

Abrazo una almohada tirándome a la cama y ella me da un manotazo cuando hago caer un poco de su ropa.

—Estás en una burbuja.

—Estoy enamorada y sí, ando encerrada en ese paraíso que espero no se venga abajo si la universidad no me admite.

Ella empieza a enumerar las razones de por qué eso no va a pasar.

Hoy se cumplían ocho días de nuestra graduación y ya todos andábamos de aquí para allá con el tema de las admisiones. Tanto así que el cumpleaños de mi novio fue un día para desestresarse.

—Lo harán, aunque aun no entiendo que va a estudiar Ruggero.

—Necesita una carrera corta y práctica por si los reclutadores se fijan en él, que estoy segura que sí. Le gustó mucho la fotografía así que eso será.

—Los demás se van para Venecia.

—Y quiero llorar por eso. Solo Valentina y Agustín postularan para La Sapienza.

Agus decidió que mejor estudiará Arquitectura. Ni el mismo se lo creía pero lo pensó mejor y allí los dos mejores amigos se distanciarán un poco.

Mis padres y primas se irán en la tarde, es decir dentro de cinco horas y hasta yo estoy alistándome pues hasta que sea momento de irme a Roma lo pasaré con los Pasquarelli. Solo hice una pequeña bolsa porque lo demás se lo llevará la mudanza cuando sea necesario.

Ruggero me llama y platico un rato con él. Quedamos en vernos y sé que quiere distraerme de que mi familia se irá hoy. Mi casa está llena de los Pasquarelli y cuando salgo de allí, me despido de ellos diciendo que llegaré a tiempo.

Mi novio me recibe afuera y vamos juntos a la heladería. Su celular suena pero solo ve la pantalla y rechaza la llamada. No le presto mucha atención porque dice que es Agustín y que luego lo volverá a llamar. Salimos de la heladería y él vuelve a tomar su celular. Hace una mueca y me detiene de la mano.

—Tengo que solucionar algo. Voy dentro de una hora a casa de tus padres.

Veo mi reloj de mano y me sorprendo cuando este marca las tres de la tarde. Solo la mitad del tiempo y me estaré despidiendo.

—¿Ocurrió algo?

—Nada, mi amor. Luego te explico.

Deja un beso en mi frente y empieza a caminar. Hago lo mismo, un poco extrañada por su actitud nerviosa.

Little WishesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora