16. Lío

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Ruggero

Papá estaba terminando de acomodar la última calabaza con sonrisa extraña. Leonardo peleaba con lo que parecían ser telarañas. Mamá se encontraba dentro de la casa, horneando galletas.

Mientras yo me ensartaba de dulces.

—Aun no entiendo porque agregamos más decoraciones. La casa estaba perfecta papá.

Mi hermano se queja mientras sigue batallando.

—Porque quiero ganar el concurso del barrio. Si ganamos habrá recompensa para todos.

Eso ilumina el rostro de Leo.

La casa ya había sido decorada hace dos semanas, pero ahora, siendo treinta de octubre y papá se enteró del concurso que harán, ha incrementado las decoraciones.

Hoy no hubo clases en el instituto pero eso no impidió que organicen una fiesta por Halloween.

Será mañana y ya he conseguido permiso, claro está que no puedo llegar a casa ebrio porque si no, se acaban los permisos.

Mamá sale de la casa y ya nos llama a almorzar.

—¿Ya conseguiste tu disfraz?

La pregunta de mamá hace que levante mi cabeza de inmediato.

Mi pollo puede esperar.

—Aun no.

—Apuesto que si no te lo decía, lo hubieses recordado mañana.— mueve su cabeza en negación mientras come.

—Por eso te amo mamá.

***

—Este.

—No.

—Este.

—No.

—Este si te queda bien.

—Por Dios Agustín, no.

—Entonces busca tú solito.

Me tira el último disfraz que me señala, el cual es de un apio.

¿Cómo carajos me voy a vestir de apio?

Camino detrás de él porque necesito a alguien que me ayude en esto.

—Dale amigo, ayúdame a encontrar uno rápido.

—Es que andas muy exigente Ruggero, además...¿cómo se te ocurre dejar todo para el final? Ya casi no quedan disfraces.

Era cierto, había pocos percheros con disfraces para chicos de mi edad. Más había de niños.

—Necesito cualquier cosa, igual no voy precisamente a modelar mi vestimenta.— justo cuando va hablar lo acuso con mi dedo.—Pero eso no quiere decir que voy a vestirme de apio.

—Ya casi es de noche.

—No seas exagerado, apenas son las cinco de la tarde.

—Pues yo tengo una vida y una novia.— Auch. No mentira, no dolió.—Y quedé en ver películas con ella.

—La rubia ni notará tu ausencia.— me mira mal.—Está bien, salgamos de aquí.

Cuando salimos, nos detenemos en un parque sin conocer otro lugar donde yo pueda encontrar mi disfraz.

—¿De qué te vestirás tú?

—Seré un lindo vaquero, un sensual Woody.

—Adivinaré, Valentina será Jessie.

Little WishesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora