4. Eres un idiota.

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Karol

El lugar al que fuimos a comer es demasiado acogedor. House of food es fantástico. La comida es demasiado buena y hay de todo un poco. Porque los dueños son una pareja de cuarenta años con diferente nacionalidad. La señora es una bella mexicana y el esposo es un español galán. Así que volver a probar comida de mi país me reinicio la vida.

¿Lo mejor de todo?

Hice que Ruggero tomara leche como nunca en su vida. Tenía que de alguna u otra manera pagarme la estupidez que hizo con Esteban. Si ese hombre me molestaba la vida, ahora siento que mi celular no descansará.

Y por el bien de Ruggero esperaba equivocarme.

Como decía, la maldad que le hice a Ruggero es agregarle demás salsa a sus tacos mientras iba por un refresco que "amablemente" le pedí.

-No puedo creer que le hayas hecho eso a Ruggero.

-Él agarró mi celular sin permiso,- me encojo de hombros.-tenía que cobrármelas.

Montse se ríe y avisa que irá a su habitación a llamar a su mamá.

Yo en cambio busqué ropa porque quería tomar una ducha y dormir. Me sentía cansada y no quería llegar dormida a mis clases.

Mientras aplicaba una mascarilla en mi cara, recordé al italiano. Ciertamente no lo odio pero a veces su actitud egocéntrica me sacaba de casillas. Se creía que todo el mundo, en general las mujeres, estaban a sus pies. Pero tenía que entender que no todas suspirábamos por él.

Su expresión enchilada viene a mi memoria y no puedo evitar reír al recordarlo. Saco mi mascarilla y me adentro a la regadera.

Definitivamente el día había terminado bien.

Ruggero

La lengua me sigue ardiendo y Leonardo no para de reír. La pequeña mexicana me engaño y saboteo mi comida.

Ya había probado los tacos de Martha y ella sí que cocinaba delicioso, después de mamá, y por supuesto que había probado esa salsa, pero en gotitas.

Karol me había pedido que fuera por un refresco para ella. Pensé que íbamos a pactar una tregua.

¡Carajo! Su cara me había engañado.

-Pasquarelli.- me llamó con un tono dulce que me sorprendió.

-Dime.

-Puedes por favor ir por una malteada para mí porque ya se me acabo.- batió sus pestañas y esa simple acción hizo que asintiera y fuera hasta el mostrador.

Había visto que antes pidió una de coco así que le pedí lo mismo.

Cuando llegue a la mesa todos estaban con una sonrisa burlesca en sus caras pero los ignoré cuando la mexicana me jalo del brazo.

-Gracias.- agarro su bebida y me sonrió.

Todo embobado tome uno de mis tacos y les di un gran mordisco.

Enseguida me arrepentí y termine escupiéndolo en una bolsa que tenía a un lado. Todos explotaron en carcajadas mientras yo pedía agua.

Martha se compadeció de mí y me trajo un vaso de leche. Fue ahí cuando entendí la actitud de Karol, quien camino hacia mí.

-Esto es para que aprendas a no meterte en mis cosas.- sonreía divertida mientras yo me atragantaba la leche.-Gracias de nuevo, por mi malteada.

Me guiño un ojo y salió del lugar con su prima.

Debía de empezar a temerle a esa pequeña criatura.

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