Ruggero
No puedo creer que Fiorella este aquí. Hace algunos años que se fue y nunca más volví a tener algún contacto con ella.
No puedo negarlo, está muy linda. Sigue manteniendo ese característico color negro en su cabello, aunque ella de niña decía que se lo iba a teñir de rojo.
¿Por qué lo recuerdo?
Porque me gustaba, tanto así que fue mi primer beso.
Por andar recordando el pasado solo siento como impacta contra mi pecho.
—Ruggerín.
Dios, aun se acuerda de ese tonto apodo.
Por más que haya sentido atracción, la que un niño de doce años puede sentir, no dejaré que me siga diciendo así.
—Joven Pasquarelli, la señorita Fiorella ha dicho que lo conoce y pensé que se iba a sentir más a gusto que sea usted quien le enseñe las instalaciones.
—¿No se encarga de eso el presidente escolar?
—No se encuentra en el instituto hoy, así que usted se encargará de eso.
Se da media vuelta y camina hasta el pizarrón.
—No puedo creer que te vuelva a ver.
—Hola Fiorella.
Me siento un poco incómodo. Es como si me observarán...
Giro un poco mi cuello y me quiero reír cuando Valentina, Lina y Lía disimulan muy mal. Un poco más y se quedan sin cuello.
Sin embargo mi mirada se centra en la mexicana que solo juega con su esfero y garabatea en su cuaderno.
—¿Entonces te espero para el recorrido?
—¿Qué?
—No me estás escuchando.
Logro ver que el brillo que tenía al principio se ha desvanecido y me siento culpable por eso.
—Estaba pensando en si hoy tenía entrenamiento, discúlpame. Sobre lo que dijo la profesora, al final de clases te doy el recorrido.
Ella asiente, evidentemente entusiasmada y busca un lugar.
Las horas no son pesadas y pasan rápido. Además todo el mundo anda demasiado concentrado, los exámenes que se vienen son los últimos antes de salir por vacaciones decembrinas. Osea falta para eso pero siempre los toman en el mes de noviembre.
—La chica nueva está demasiado guapa.
Julio no ha dejado de alabar la belleza de Fiorella.
—Ya cállate Julio, ya todos lo entendimos.
Karol lo calla mientras come una papa. Yo lo único que quiero hacer es irme con ella a un lugar donde podamos conversar y solo conversar, sin que nadie nos interrumpa o moleste.
—Hola chicos.
Karol no presta atención a la chica que acaba de saludar.
—Hola.
Julio es el más entusiasmado en contestar y si se forma un silencio en el que Agus y Valentina solo la observan. Los cuatros nos llevábamos súper bien antes de que ella se fuera.
—¿Puedo hablar con ustedes?
Nos queda mirando a los tres y veo como Agus le hace una señal, a su novia, con su cabeza. Al final la rubia accede y se levanta para separarnos un poco de los que están sentados en la mesa.
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Little Wishes
FanfictionDebí cumplir todos sus deseos... Y nunca haber dejado que se vaya.