10. Lo deseaste, lo cumpliste

170 23 3
                                    

Ruggero

Termino de amarrar mis cordones mientras los demás se juntaban en un círculo para desearnos suerte entre todos.

Me levanto de la banqueta para ir con ellos y sumarme a "nuestro ritual".

—Nosotros podemos chicos, confío en ello y sé que vamos a ganar.

La oración de parte de Jorge nos hace sonreír. Él siempre se encarga de decirla.

Cerramos nuestros ojos y a los cinco segundos entonamos un; ¡Vamos equipo!

Habíamos llegado al estadio en la ciudad de Roma, hace casi una hora.

El entrenador nos dice que ya vayamos saliendo porque en minutos empieza el juego.

La euforia en las gradas es fantástica, todo el mundo apoyando a su equipo favorito con pancartas, banderitas y demás.

Mis ojos instintivamente buscan a cierta castaña, no sé como pero la visualizo en segundos.

Y algo se me remueve en el pecho cuando también me está observando.

No he podido sacarme el maldito beso de la cabeza. Fueron dos en un solo día.

Pero eso fue suficiente para que no lo pueda olvidar. Ya conseguí lo que tanto deseaba.

Había querido besarla desde la primera vez que la vi. Ahora que lo hice solo quiero más.

Y es un pésimo deseo, pues la chica me odia.

No nos llevamos bien, encima sale con una persona que no es precisamente mi favorita.

Ella desvía la mirada cuando Valentina la jala del brazo y señala la cancha.

Alguien también me llama.

—No te quedes ahí parado, es hora de entrar.

Asiento sin mirar atrás y decido que es hora de dejar de pensar en esas cosas y concentrarme en dar todo de mí para poder ganar.

Hacemos nuestra presentación y el árbitro llama a los capitanes de ambos equipos para ver quien saca primero.

Ellos empiezan y todo mi equipo se dispersa tal como habíamos quedado.

Pasados los primeros treinta minutos, concuerdo en que no por gusto están en esta final.

Son rivales muy fuertes, casi no hemos tenido oportunidad de acercarnos a su arco y empiezo a preocuparme cuando ellos si lo logran y anotan el primer gol.

Noto la preocupación en la cara de mis compañeros y amigos.

Yo tampoco quería perder esto. Estábamos pasando por ese bajón de una primera anotación.

El primer tiempo termina y todo el equipo se reúne con el entrenador.

—Tienen que acercarse más, comunicarse entre ustedes y no correr despavoridos para que los acorralen.

Marco una nueva línea de lugares y todos asienten comprendiendo la estrategia.

Ingresamos de nuevo a la cancha, cuando solo descansamos quince minutos y empezamos a marcar una nueva comunicación.

Es ahí cuando Christian logra anotar un punto para nosotros.

La euforia se siente en el aire y lo celebramos a lo alto. Me encanta esta maldita sensación, la cual no la cambiaría por nada.

Definitivamente amo el futbol.

Mi mirada recorre las gradas y me regaño internamente cuando estoy buscándola de nuevo.

Little WishesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora