Little Wishes

29. Decisiones

Karol

—¡¿Dos meses?!

Asiento.

—Mierda.— acaricia la parte de su mano que acaba de golpearse.—Ay perdóname, pero eso sí que no me lo esperaba.

Giovanna deja sus fotografías de lado junto a una cámara y me presta toda su atención.

—A ver si lo entiendo.— cruza sus brazos sobre la mesa y yo sigo bebiendo mi jugo.—Tienes una relación desde hace seis meses, casi siete. Te comprometiste hace dos semanas y aún no se lo dices a tu familia. — levantó mi dedo indicando que voy hablar.—Tu mamá no es toda tu familia.— me corta.—Y por último, en dos meses es tu boda, precisamente en enero.

—Lo entendiste todo a la perfección.

Me mira como si me hubiese salido un tercer ojo.

Hace una hora que había llegado a su improvisado estudio. Ayer después de la corta conversación que tuvimos ya no nos volvimos a encontrar y hoy decidí visitarla en su lugar de trabajo. Aparte necesitaba su ayuda.

—Definitivamente tienes que estar o muy loca o muy enamorada.

Le sonrío de la manera más inocente que puedo.

—Necesito que me ayudes...

—Ya decía yo.

—Escucha, necesito decírselo a toda mi familia y quiero organizar algo bonito.

—¿Y tu prometido?

—Le dije que yo me encargaría de todo así como él lo hará con la suya.

—Entonces vamos a organizar esa cena. Por cierto, yo necesito conocer antes a tu futuro esposo.

Giovanna solo lo había saludado por las videollamadas que teníamos o las fotos que le sabía enviar pero nunca formalmente, tipo frente a frente. Y es que ella se había ido hace ocho meses de México, ni siquiera lo conocía en ese entonces.

—Ya te lo voy a presentar.

Termino visitando diferentes restaurantes para al final hacer una reservación. Solo seremos mamá, papá, mi hermano y su familia, mi tía junto a Montserrat. A los demás se los diré por el grupo familiar. Ya que los antes mencionados son los más cercanos.

La cena se hará mañana y ahora mismo ya estoy agarrando mi celular para llamar a mi novio.

—Hola, cielo.

—Hola, te tengo una buena noticia.

—Yo también, necesito verte.

Sonrío por el tono que usa.

—Voy a tu departamento en una hora.

—Aquí te espero. Te amo.

—Yo más, nos vemos.

Rio más por la cara que pone mi mejor amiga ante la llamada. La acompaño de vuelta a su estudio y yo voy por un taxi para ir hasta el departamento de él.

Saludo al portero y camino hasta el ascensor. Marco el piso que he visitado muchas veces y en cuestión de minutos ya estoy tocando el timbre.

El hombre con el que me voy a casar abre la puerta y me recibe con los brazos abiertos.

—Te extrañé.

—No fue tanto tiempo.

Me separo de él y dejo que me bese.

Cierra la puerta y vamos a la sala. Se nota que está un poco nervioso.

—A lo que he venido.— tomo sus manos entre las mías.—Mañana les anunciaremos nuestro compromiso a mi familia.