Ruggero
Algunas personas tienen mucha suerte, y otras solo tratan de sobrevivir.
Quienes tienen privilegios, a veces, se tocan el corazón y ayudan a los demás.
Por eso y más admiro demasiado a mamá.
Verla con una gran sonrisa junto a sus compañeras, hace que me sienta bien y agradecido de tenerla.
—Aquí tienes Rosa.
Le entrega un kit de alimentos. La señora le agradece muchas veces.
Siguen repartiendo cosas en el pequeño hogar de refugio, que estaba casi a las afueras de la ciudad.
—Hijo, por favor, anda a botar estos contenedores para rellenarlos.
Mamá me entrega dos botes amarillos.
—Si caminas largo, por la cuesta, te encontraras con un riachuelo.
La señora encargada del refugio me da indicaciones.
Al bajar por el camino un poco rocoso, llego hasta donde me había dicho.
Me encargo de botar el agua sucia y lavarlos por dentro. Todo va muy bien hasta que un pequeño sollozo me espanta y hace que me ponga de pie, inmediatamente.
—¿Quién anda ahí?
No logro ver nada pero los pequeños quejidos hacen que camine más allá del riachuelo. Cuando aparto un poco la maleza veo algo que me deja asombrado.
—Ayuda.
El pedido es emitido en un hilo de voz.
La delgada señora parece estar agonizado. Sin embargo no deja de abrazar un pequeño bulto rosa.
Vuelvo a escuchar los pequeños sollozos, mismos que ahora sé que le pertenecen al bebé en sus brazos.
—Hey, no te duermas. Vendré con ayuda.
—Solo cuida de Amber.
Extiende sus brazos y el llanto se intensifica.
Como puedo tomo a la bebé y la arrullo hasta lograr tranquilizarla. Agradezco que solo me tome unos segundos.
Me aterrorizo cuando la señora cierra los ojos.
—¡Pasquarelli! ¿Dónde te metiste?
El llamado de Karol me hace reaccionar.
Sabía que estaba por llegar con su mamá y prima.
—No puedo creer que mi primera actividad sea venir a ver si no te ahogaste.
En otros momentos me reiría y bromearía que la única que se puede ahogar en un riachuelo por su tamaño, es ella.
Aparto la maleza y camino hasta donde me está llamando la mexicana, alguien tiene que venir a buscar a la señora.
—Aquí...¿Qué tienes ahí?
Su sonrisa se borra y señala lo que llevo en brazos. La confusión e intriga haciéndose presente en sus delicadas facciones.
—Tenemos que pedir ayuda.
Le entrego la bebé y le pido que se adelante.
Regreso al lugar donde las encontré y con mucho cuidado cargo a la mujer.
Cuando llego al refugio ya todos están sorprendidos por lo que muestra Karol y más aún cuando me ven.
—¿Dónde estaban?
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Little Wishes
FanfictionDebí cumplir todos sus deseos... Y nunca haber dejado que se vaya.