Karol
Lo estaba viendo, estaba frente a mí.
Quería gritar, quería lanzarme a abrazarlo pero mi cuerpo había entrado a un trance del que no podía reaccionar.
—Mami.
El apretón en mi pierna izquierda es lo único que logra hacerme reaccionar.
—Karol...
Mi nombre en sus labios es como una bendición del cielo, es un alivio y una señal de que no estoy soñando despierta, estoy con él y mi hija después de tanto tiempo.
—¡Señorita Karol!
La voz de Ernesto está cerca y siento que el tiempo se me termina.
—Escúchame. No tengo mucho tiempo.— me entristece ver su mueca de confusión pero debo continuar.—William está detrás de todo esto.
—Imposible, él está fuera del país desde hace muchos años.
—Solo confía en mí.
—¡Señorita Karol!
—Debe de estar cerca, perdedor.
Darla también está cerca.
Intento irme haciendo caso omiso a mis sentimientos los cuales me gritan que me quede cerca de ellos.
—No te dejaré ir.
Quiero llorar, juro que quiero hacerlo.
Sentir su tacto es algo que me está consumiendo.
—Es peligroso. Él es capaz de muchas cosas, Ruggero.
—¡Señorita Karol!
—Ya cállate, de seguro está aquí.
El tiempo se me termina y Ernesto no puede ver nada de esto, de seguro se lo contaría a William.
—Hay un bosque cerca de aquí, pero solo un árbol sobresale de los demás.
—Es el del centro, he ido varias veces.
Ha estado tan cerca que duele y mis ojos me dejan en evidencia.
—Nos vemos ahí el día de mañana a las tres en punto, no tendré mucho tiempo.
—Iré con la policía.
—No se lo digas a nadie, después entenderás por qué lo digo.
No puedo esperar más, debo de volver con Ernesto y Darla.
Emprendo mi camino sin ver atrás pero ese pequeño grito me detiene por completo.
—Mami.
La pequeña niña de overol que hasta el momento se mantenía callada estira sus bracitos hacia mí lo que me hace imposible continuar y solo opto por acercarme y tomarla entre mis brazos.
Las lágrimas que corren por mis mejillas son incontrolables a la hora de sentir sus bracitos apretar mi cuello y su aroma me llena de esperanza.
Apenas y puedo separarme para dejar un besito en su frente y ver a Ruggero.
—Ella te conoce, siempre ha visto tus fotos.
El corazón se me estruja al imaginarla con una de mis fotos entre sus manos, y pensando que estoy lejos.
—Gracias por eso.
Mi voz está rota por las emociones que me consumen.
—Estás viva.
Mi esposo toca mi mejilla, acariciándola como siempre lo hacía y es allí cuando puedo percatarme de que se encuentra en el mismo estado que yo.
—Estás aquí.
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Little Wishes
FanfictionDebí cumplir todos sus deseos... Y nunca haber dejado que se vaya.