Imagina que tus juegos de atraer a Druig funcionan y este comienza a seguirte la corriente, no pudiendo permanecer sereno cuando le provocas, hasta llegar el punto en que se cansa de que el controlado sea él y encuentre la manera de acorralarte lejos de los demás dejándote sin escapatoria y con solo una opción a elegir.
No hay que pensarlo mucho, solo quitarse la ropa y ser testigo de lo que tu encanto provocó en Druig.