Ambientado en los años 80.
―Arlina, querida por favor ten cuidado. ―fue lo que escuche decir a Druig antes de salir a toda velocidad.
...
―Te tengo. ―Druig me tomó por sorpresa cuando me detuve después de estar corriendo de un lado a otro haciendo mis pendientes más rápido.
―¿Tienes memorizada mi ruta?
―Eso y que estoy preocupado de que vayas corriendo por ahí con una panza de seis meses de embarazo.
―Sabes que la gravedad no me afecta y no hay problemas que puedan afectarme cómo a los humanos.
―Aun así, creo que deberías detenerte velocista. Podrías golpearte y no solo dañar a los gemelos, si no que a ti también.
―Te vez lindo cuando estas preocupado.
―No hagas eso, no cambies de tema. ―di la vuelta ignorando su repertorio― Siento que los pequeños se marean allí dentro.
―Si no se alteran cuando tu y yo tenemos sexo, ¿crees que unos pasos rápidos harán algo? ―se sonrojó y sonreí― Algo que si me altera, es el no saber que nombres elegir. Ya sabemos que es un niño y una niña gracias a que leíste sus mentes pero desde entonces no hemos hablado del tema.
Druig me abrazó por detrás y acarició mi vientre con suavidad.
―Estuve hablando con la familia rusa que llego hace unos meses y me dieron una idea ¿Que te parece Pietro?
―¿Pietro?
―Si, es original y nadie mas aquí se llama de ese modo, al menos no he escuchado.
―Por que no Peter. ―pensé en voz alta― Demasiado genérico, y tienes razón ese es mas original, suena bien.
―¿Y ara la niña?
―Que tal... Willa, Walda... ―no me convencían― ¡Wanda! Nuestra pequeña Wanda, me gusta.
―Tienes razón, es bonito. ―sonrió dulcemente, me rodeo para abrazarme con cuidado― Nuestros pequeños Wanda y Pietro.
―Después de todo no fue tan complicado, sobre todo porque ya tenias uno de los nombres.
―Es que me gustan los nombres de esa familia.
―Son raros, ellos son un poco raros. ―reí apenas― Lo bueno es que dejaran su huella a donde quiera que vayan.
―Si bueno, merezco un beso por ser tan responsable y cuidadoso con mi hermosa esposa.
―Te mereces un beso y muchos mas. ―tome el cuello de su ropa atrayéndolo junto conmigo― Creo que papá se merece un poco de atención extra de su hermosa chica.
Mordió su labio y sonrió encantado. Sabia muy bien lo que venia a continuación.
Todo había transcurrido con normalidad, los bebes nacieron y eran sanos, fuertes y lindos. Eran el par de eternos mas bellos que jamás haya visto.
Pero había un asunto, no solo eran eternos, eran como se los conocía como Mutantes y en estos tiempos no estaba yendo tan bien, el miedo y falta de información sobre este gen provocaban el rechazo de los humanos.
