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Nada mas verlo a diferencia de los demás que parecían alerta ante la actitud de Druig, fui corriendo hacia él para abrazarlo.
El sabia cuanto lo había extrañado, sabia que estaba viendo los pensamientos que eran de su interés.
—Mi dulce Mildreth, a ti si te extrañe. —tomó mi cintura para luego besar mis labios.
—¿No nos vemos hace cuanto? ¿Doscientos años? También te extrañe mi hermoso hombre, extrañe mucho tus besos.
—¿Que hacen allí como momias? Pasen de una vez. —acarició mi mejilla y volvió a besarme con menos presión que antes por hecho de estar siendo vistos— Por favor dime que no estas siguiendo la tontería que ellos están armando.
—Es necesario, Druig y debes escucharnos.
—Cada vez que venias recuerdo que era para sermonearme. A ver que tienen para decir ahora.
***
Luego de una charla tensa y que no llevo a nada, al igual que todos preferimos dispersarnos a la supuesta espera de que Druig logre entrar en razón y ayudarnos.
—Tu berrinche de chico lastimado y enojado es adorable, de verdad no puedo creer que sigas llorando por cosas del pasado y mas aun que sigas tu guerra con Ikaris. —disimuló el susto que llevó, estaba solo en una cabaña aun sin terminar.
—Guerra que empezó por ti.
—Y que debiste abandonar cuando cuando deje claro que al único que quería es a ti.
—¿De verdad me quieres? Porque desde que nos separamos sigues castigandome por haberte dejado e ido a empezar esta comunidad.
—Y aun faltan muchos años para que te perdone y por eso hay que salvar este planeta porque no pienso olvidarte y que sigamos como si nada hubiera pasado.
—¿Y ahora?— camino lentamente hacia mi— Vienes aquí me dejas verte, quizá estar contigo y cuando acabe esto, y salvemos al mundo de nuevo te volverás a ir. —se plantó frente a mi sin quitar su mirada de la mía.
—¿Acaso mereces mas, mi querido Druig? —sonreí a medias sabiendo que eso lo molestaría un poco y así fue pues sus facciones se endurecieron.
Miro hacia mi cuello y sonrió, su dedo tomó el colgante y miro el dije, el me había regalado ese collar la última vez que nos vimos.
—Te gusta verme ser un estúpido a tus pies, sabes que mi amor por ti nunca se va a acabar y lo afirmas con tus idas y vueltas. —caminó medio paso para estar pegado a mi— Se que estas sufriendo obligándole a ti misma a ser mala conmigo, en realidad no lo quieres, quieres estar conmigo así como yo lo quiero pero tu orgullo es un asco, mi amor.
—¿Por qué aún estás aquí? —mi mano se posó en su pecho y él extendió su mano sobre ella.
—Estoy perdido sin ti y la espera de que vengas a mi me mantiene en pie.
Cualquier orgullo que creyera tener se quedo afuera cuando me aproxime a él para tomar sus labios con los míos, mi mano libre fue a su mejilla y la suya a mi espalda.
Era un beso algo necesitado y melancólico, cargado de emociones, incluso de culpa por hacerle daño.
Mi cuerpo chocó contra una barra y en ese instante Druig me elevó para quedar sobre esta. —Te necesito. —susurró contra mis labios.
