Había despertado.
Me sentía desorientada y confundida. El frío de la piedra bajo mi cuerpo surcaba en mis huesos y me hacía temblar levemente.Mire a mi alrededor y puede distinguir a cinco mujeres.
Todas reunidas a mi alrededor. Soltaron sus manos y luego cuatro de ellas se fueron sin debut una palabra.
La restante permaneció en su lugar, como si estudia algo en mi. Todo parecía ir bien.
La mano de la bruja acunó mi mejilla con cariño.
—Bienvenida a la vida eterna, dulce niña —al igual que las otras, se retiró.
Aun seguía confundía, todo mi cuerpo parecía alerta y esas alarmas se entendieron cuando notaron una figura moverse en la penumbra.
Druig.
No sabia que pensar de él ahora mismo, lo había. Recordaba mis últimas palabras antes de que me durmiera y por alguna razón sentía alivio de que no ocurriera nada mas conmigo, aparentemente todo seguía igual.
Pero mi confianza y cariño por Druig, ahora se veían nublados por el rechazo y enojo.
—Claire —su voz hizo eco en estas paredes.
—No te me acerques —como si de algo urgente se tratara, lleve mi cuerpo a un lado para luego ponerme de pie sobre el suelo.
La fría piedra lisa en donde me encontraba antes, era lo que nos separaba.
Tropecé apenas con unas velas medio derretidas del suelo, pero aun así no me distrajo de ver al hombre frente a mi.
—Eres un maldito bastardo —sin dudas no fue buena idea leer todos esos libros que Druig me traía del mundo exterior, su lenguaje formaba parte del mio.
—Nada hasta que cambie de parecer con mi decisión, se muy bien lo que hice.
—Pues a ver como te va sabiendo que esa decisión que has tomado, ha hecho que es persona huya de ti.
Sin más eché a correr, dejándole confundido por un momento y sin reaccionar por un tiempo.
—¡Claire!
No mire atrás y solo seguí adelante sin saber a donde iba. Al parecer eso era una especie de templo subterráneo, dejado del cementerio. Las criptas se disponían a llenar cada lugar, una junto a la otra.
Un enorme portón de hierro se encontraba abierto y por obviedad supuse que se trataba de la salida.
Seguí y seguí, sin detenerme, sin fijarme en como la gente volteaba a verme.
Poco después el ruido comenzaba a crecer, parecian vitoreos de personas e instrumentos de persecución, otros con sonidos mas estridentes. Incluso como si hubiera una marcha de personas por la cantidad de pisadas.
Al cruzar otra calle me encontré de cara con lo que parecía ser una celebración en todo su esplendor.
Una multitud de personas bailando y disfrutando de lo que reconocía como "carnaval"
Todos sonreían a su paso y por un momento olvidé lo malo que pasaba en ese momento.
Me deje llevar por estas personas perdiéndome entre ellas. Algunas notaron mi presencia y pronto tenia enormes colgantes coloridos en mi cuello. Seguía el ritmo de la caminata mirando con asombro y atención todo a mi alrededor, en nuestra aldea no había nada parecido.
Tiempo después la fiesta seguía, pero yo no estaba para seguir caminando aunque me hubiese encantado.
Ahora estaba frente a lo que era un bar, todo aquí luce tan rústico y con cierto toque oscuro y misterioso.