Era tarea de Druig ir en busca del que siempre fue el amor de su vida, ella mas de una vez en esos milenios se lo preguntó, sobre sentir algo por ella pero el nunca contestó, pero tampoco lo negó y es algo que la bella Mildreth nunca comprendió.
De ser así todo seria distinto, quizá su amor hubiera sido tan fuerte qu seria incapaz de poder separarlos algo insignificante.
Pero nunca lo sabrían pues jamás se atrevieron a dar el siguiente paso.
Es asi como ahora se encontraba entre la maleza buscando una preciosa cabaña, acostumbraba a visitarla y pasar tiempo juntos
―Que bueno que ninguno puede cambiar, es justo así, tan hermosa que te recordaba mi hermosa Mildreth.
―Druig.
―Es bueno volver a verte.
―Mami ¿Por qué ese hombre te dice hermosa? ¿Quién es? ―Druig pareció extrañado de ver a la pequeña detrás de sus piernas.
―Es un amigo de mamá, ve a tu habitación pequeña, no tardo. ―esta dudó pero a los segundos se fue, no sin antes darle una mirada de advertencia al chico.
Ese gesto causó una sonrisa boba en Druig, la pequeña era igual a su amor.
―¿Que se te ofrece por estos lados? ―sin duda no esperaba la frialdad de sus palabras.
―Lamento haber desaparecido por tanto tiempo mi dulce Mildreth, no tengo ninguna excusa solo necesitaba tiempo.
―¿Para que?
―Pensar. ―quedaron en un silencio extraño― Pero eso se vio interrumpido por la llegada del equipo, Mily, hay algo que debes saber.
. . .
La chica quedo atónita con todo lo que el eterno le había contado, no tenia ni una palabra para describir su estado en ese momento.
―O sea que nuestra existencia, el dichoso propósito y esta misión solo era una farsa, una pantalla para hacernos creer que salvábamos al mundo y su gente y solo los preparamos para su fin.
―Lo siento, siento ser yo quien te diga todo esto, se que querías a Ajak como a una madre, creo que todos la queríamos de ese modo pues era lo mas cercano que teníamos, no entiendo sus motivos tan ciegos pero ahora quizá tengamos la oportunidad de salvar al mundo.
―Tengo una hija, no puedo irme sin mas.
―No lo entiendo como es que tienes una hija. Acaso tu...
―No. No tuve a nadie y no tengo a nadie si eso es lo que sugieres. ―el eterno dejo salir el aire contenido de manera disimulada― Alguien encontró esta cabaña y la dejo frente a mi puerta con una nota arrugada y unos cuantos trapos como abrigo, se notaba el cariño que le tenia pero no podía cuidar de ella y por eso la abandonó, desde entonces es mi pequeña, mi compañía ¿Por que no volviste? Me dejaste sola y sin saber nada de ti.
―Lo lamento.
―Desde que llegaste aquí lo lamentas y sientes, estoy cansada de tus lamentos Druig.
―Sabes que en realidad lo siento, te quiero demasiado Mildreth pero no podía seguir con esto, me estaba matando.
―Dime ¿Qué puede ser tan difícil como para alejarte de mi y perderte de cosas importante como el hecho de tener a una niña, te necesité y no estabas pero al final de eso que importa si no tenemos mas que una amistad.
-No es solo una amistad. Yo te amo y estoy confundido gracias a ese sentimiento. -La forma de decirlo la desconcertó- Te amo mas que ha nada y no se como expresarlo, soy un cobarde.
-Si, lo eres y también eres un imbécil. ¿Tienes idea de los siglos que llevo esperando que lo dijeras? Sabes que no soy buena con las emociones y trate de demostrarlo con hechos pero tu parecías ignorarme.
-No lo hacía, siempre fui atento a tus acciones y las adoraba, me hiciste amarte aun mas.
-Yo siempre te he amado, Druig.
-¿Crees que podamos solucionar esto luego de salvar al mundo?
-No lo se ¿Seguirás viendome ser una tonta por ti o harás algo para volver a reavivar esa llama que siento por ti?
-Haré todo lo posible por ser el hombre que siempre has querido.
Lo abrazo con fuerza escondiendo si rostro en su pecho.
-¿Puedo darte una bofetada?
-Claro que no. -Mildreth río.
La chica acarició suavemente sus mejillas mientras le miraba atentamente, Druig sonrió endulzado por los rasgos de la chica y si manera tan hermosa de mirarle según sus propios pensamientos.
Fue iniciativa de Druig tomar sus labios entre los suyos en un dulce beso.
Las manos de la chica se posaron en su pecho fuerte y los brazos de él rodearon la cintura de su hermosa mujer.
Entonces se escucharon unos golpes.
La pequeña Lilith estaba golpeando con sus pequeñas manos a Druig en su pierna.
-¡Lili! ¿Que crees que haces? -dijo tomándola en brazos.
-Ella es mía, mi mamá, consíguete la tuya. -él negó divertido.
-No, no, no, mamá ama a este hombre ¿y que aprendimos de las cosas arte mami ama y quiere?
-Que hay que quererlas y protegerlas.
-Eso es mi niña. Ahora pídele disculpas a quien debía ser tu padre.
-Lo siento, es que quiero mucho a mamá ¿Tu no le harás daño verdad? -pregunto con su inocente voz.
-No podría perdónarme sí lo hiciera.
-Creo que me has convencido.
-Druig, lo de ir a salvar este mundo, lo haré. Por mi pequeña y por nosotros, solo déjame asegurarme de que este a salvo y nos iremos.
Juntaron sus frentes e integraron a la pequeña a su abrazo. En su interior se prometían cuidarse el uno al otro y así seria sin condición alguna.
Tenían razones para volver y lucharán por ello.