Desperté agitado en la mañana, miré hacia la zona de mi pelvis sobre las mantas y maldije, odiaba esos sueños luego tenia que soportar este dolor, aunque una opción era el agua fría pero de pensar que también me molestaría solo me quedaba tendido en la cama como un estúpido.
Ese sueño sintió tan real, tan vivido, aun puedo sentir lo bien que sus manos me hacían sentir, la unión de nuestros cuerpos calentando nuestro interior. Sus labios, ese cabello... Ahora que lo pienso no era capaz de recordar su rostro pero allí parecía que si por la manera en que la veneraba.
Definitivamente no tener sexo estaba afectandome mas de lo que desearía, estar ocupado me mantenía cansado y no tenia tiempo para pensar en ello pero ahora ni estando agotado me libraba de soñar esas tonterías.
Pero en lugar de estar ignorándolo ¿por qué no lo hacía y ya? No es nada de otro mundo y sin dudas mi cuerpo esta pidiéndolo.
Aunque no se porque estaba sintiendo que de alguna forma estaba traicionando a Luna, ella es mi mejor amiga, la única de hecho y le tengo un aprecio increíble a esa hermosa chica.
Pero repitiendo mis palabras, se trata de mi mejor amiga, convéncete de eso cerebro.
Pero que eso suceda entre ambos no debería dañar nada.
No.
No vas a tocar el cuerpo de Luna con tus sucias manos.
Pero que tal si dice que si, que tal si esas manos eran sus manos y sin duda su cabello era parecido al de la chica de mi sueño.
Tengo que intentarlo, quiero hacerlo y no solo por tener sexo, la quería y tampoco podía ser un bruto, ella aun no ha estado con alguien, no quiero ser su experiencia mala.
No me puedo creer que este pensando en esto, seguramente me de una patada.
No debería hacerlo, quizá haga que se enoje conmigo por pedirle algo tan estúpido, puedo ir a cualquier lugar de este mundo ¿por qué demonios sigo buscándola?
A lo lejos pude verla llevando algunos cajones cargados de frutas, sus brazos marcados por el trabajo de cada día era adorable, todo su cuerpo estabas trabajado por el día a día, era una joven hermosa pero era su carisma y forma de ser las que se ganaron mi cariño.
—El ermitaño al fin decidí salir de su cueva, buenos dias Druig. —besó mi mejilla mientras sonreía.
Definitivamente tan sus manos y su cabello los que vi en mi sueño, incluso el eco de su voz.
—¿Estas bien? Llevas mirándome como por cinco minutos y comienza a ser raro.
—Lo lamento, estaba pensando. —sacudí mi cabeza para aclarar mis ideas— ¿Podemos hablar? Hay algo que quiero decirte y prefiero que no haya nadie cerca por lo que voy a decir.
—¿Tomaremos nuestras maletas y dejaremos atrás a estos tontos para irnos a ese lugar llamado Las Vegas? —definitivamente me sentía un depravado— Tu expresión dice que no, que mal. —hizo una expresión tierna con sus labios.
Tomó asiento bajo el techo del espacio de reuniones, festejos. No tenia paredes además de los pilares que lo sostenían y al fondo tenia un bonito horno.
—¿Y bien, que es eso que tienes que decirme? —sus ojitos hermosos me miraban con cuestionamiento e intriga.
—Siento algo de vergüenza de solo pensarlo.
—No puede ser tan malo.
—Yo... Técnicamente no es nada malo, excepto si me mirases con asco después de decirlo lo cual es completamente aceptable. —ella asentía sin entender realmente, estaba pensando en bobo que era y quería reír— Quiero pedirte si puedes ayudarme con una situación.
