Caminaba por en medio de la selva amazónica con cuidado.
De hecho no se para que porque estaba perdida y no sabia a donde ir, comienzo a pensar que fue mala idea adentrarme en un lugar que no conozco.
Ahora estaba asustada con hambre y enojada.
Crei escuchar algunos pasos me apresuré para esconderme entre la maleza por si acaso, mirando de un lado a otro, no se escuchaba absolutamente nada pero entonces seguí caminando y el ruido de gente trabajando se escuchó y sentí miedo por lo que trate de alejarme.
Entonces choque contra un cuerpo, asustándome. No grite pero quise hacerlo.
―Tranquila, no voy a hacerte daño preciosa. ―escuche su voz en mi mente.
―¿Que carajos? ―mire a todas partes como estúpida sin saber que había pasado.
―Veo que estas perdida, puedo ayudarte.
―Eh, ¿Hola? Te parece medio normal aparecerte así en medio de la nada, ni siquiera se quien eres.
―Que tonto, me presento, soy Druig, líder de la comunidad de la cual quieres huir por miedo.
―¿Como sabes...
―País lleno de gente rara, no se para que quise venir aquí, maldito bloqueo de imaginación.
―¿Creíste que te ayudaría no es así? Y no, no soy un brujo. ―de nuevo adivinando lo que pensaba.
―¿Como has hecho eso? Pareció como si hablaras en mi mente, incluso lo parece ahora. Tu voz es extraña.
―Prefiero el termino hipnotizante si no te importa. Y no me has dicho tu nombre. ―Me evadió por completo.
―Soy Ellen, y si no te molesta debo regresar.
―Estas cansada, tienes hambre y pronto se hará de noche, no es conveniente que sigas sola por allí.
―¿Y si es conveniente irme contigo?
―Si quisiera hacerte daño ya lo hubiera hecho, después de todo estamos solos y si hay algo raro en mi que no te contaré.
―Perfecto, prefiero que me coma una serpiente gigante, adiós.
Di media vuelta y comencé a caminar entre la maleza nuevamente pero escuchaba sus pasos detrás de mi.
―No me sigas o gritaré.
―Solo te escucharan los miembros de mi comunidad y es a donde no quieres ir.
―Iría si su líder no fuera un maldito raro.
―Quiero ayudarte, puedo hacerlo pero quiero que sea por voluntad propia.
―¿Tan bueno eres? ―Me detuve y espere a que se acercara.
Demasiado cerca.
―No me gustan las suposiciones. Tengo una comunidad alejada de todo porque creo que tengo mi propia manera de crear paz entre todos, aquí no hay el caos del que vienes, niña.
―Lo siento señor filosofo, buscador de la tranquilidad en medio de la nada y niña, tus pelotas.
Me tomo por sorpresa el hecho de que me tomara en brazos para llevarme en la dirección de la que estaba alejándome.
―¿Pero quien te crees que eres? bájame.
―No quería que fuera así pero quiero ayudarte de todos modos, no me quedare con el pensamiento de que pudo haberte pasado si algo va mal.
―De verdad te preocupas por las personas, tierno pero bájame ahora. ―hizo caso omiso a mis palabras y continuo caminando.
Entonces mordí su brazo pero no hizo que me soltara, solo se quejó un poco y movió su brazo para hacer que le soltara pero volví a morderle.