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―Bicho feo, aléjate de mis plantitas o te asesinaré. ―mi mano se agitó en el aire haciendo que se fuera y volviera a volar por todas partes.
―Que adorable, no podrías matar no a un pobre bicho que molesta a tus feas plantas.
―No son feas, son preciosas. ―cerré el enorme cristal y mire en dirección de Druig― Y no soy adorable, soy maldad pura.
―Oh, claro. Perdón mi amado ser oscuro, no quería faltarle el respeto.
―Te amo pero eres un tonto. ―rió divertido.
―Me quedaré con las primeras dos palabras, encanto.
Se acercó a mí pero le esquive.
―¿Acabas de negarme un beso? ―sonreí de costado.
―Dije que era maldad pura.
―Vamos, ¿crees que puedes resistir sin besar mis labios? ―expresó retador― Se que los adoras ―ahora era un poco seductor, provocándome―. Y yo aun mas.
―Lo que significa que puedo resistir aun mas sin besarte, yo jamás pierdo. ―di media vuelta mirando al enorme cristal, esto era obra mis y embellecía la nave al entrar.
Sus brazos me rodearon con lentitud, hizo que sintiera cada roce de sus manos sobre mi abdomen.
Con una mano arrastró el cabello que tapaba mi cuello y comenzó a dejar pequeños besos.
Suspiré.
Las plantas parecieron "mirar" a otro lado pues voltearon o buscaron algo que comer o absorber.
Reí con gracia, también estaba nerviosa, siempre estaba nerviosa cuando Druig había algo parecido.
Por inercia me voltee hacia él y casi le beso pero recordé mis palabras. Se mordió el labio inferior mientras sonreía, sabía muy bien que estaba jugando.
―No vas a conseguirlo ―sonreí.
Sus manos apretaron mi cintura pegándome a su cuerpo y podía sentir algo mas...
―Te gusta hacer esto divertido y me encanta, no pierde el encanto después de 4000 años juntos.
―Son muchos años, imagínate que siempre fuera igual aunque no podría pensar en aburrirme de ver tu bella cara y tener tu cuerpo sobre el mío, dándonos amor por montones. ―terminé susurrando en sus labios, podía sentir como eso le ponía feliz allá abajo.
―Mi bella y hermosa Gia. ―sus manos sobre mi espalda se movían sutilmente, sabia donde terminaría esto y es lo que buscaba.
Sonreí al ver como miraba con deseo mis labios, le di un poco de alivio a lo que tanto quería pero poco después nos encontrábamos devorando la boca del otro con fervor.
La falta de aire nos hizo separar pero aun nos manteníamos cerca del otro recuperando el aliento.
―Eso fue... increíble pero necesito mas de mi preciosa esposa ¿Crees que podrías ayudar a este pobre hombre?
―Podría si, pero antes... ¡deberás atraparme! ―lo tome por sorpresa al salir corriendo en dirección al pasillo de las habitaciones.
―Eso es trampa y estaba tratando de ser un poco seductor.
―Y créeme cuando digo que me hipnotizas pero hoy he dicho que era maldad pura y no tendrás lo que quieres tan fácilmente. ―reí.
―No deberías ser tan mala con tu amor. ―se escuchó por el pasillo― Y menos con alguien que conoce cada rincón de esta nave.― Me atrapó entre sus brazos cuando apareció frente a mi haciendo que brincara apenas de la sorpresa.
―¿Quien hace trampa ahora? ―mire sus labios y luego sus ojos con provocación, adoraba su expresión cuando hacía eso.
―Se a donde me llevas y estamos justo allí. ―Su habitación.
Me adentró a la habitación sin decir mas y rápidamente atacó mis labios mientras sus manos hábiles me desvestían.
Amaba la sensación de estar desnuda frente a él, no se porque pero lo adoraba.
Sus vestiduras blancas también quedaron tiradas en el suelo mientras su cuerpo se posaba firme frente al mío.
Me volteo para besar mi cuello nuevamente mientras sus manos me recorrían casi por completo robándome largos suspiros con sus caricias, mi corazón latía desbocado y lleno de emoción.
―Cada día me vuelvo un poco mas loco por ti, amor. Es inevitable. ―sonreí mientras sentía como nuevamente besaba el otro lado de mi cuello.
Me dejo caer de frente a la cama, teniéndome de espaldas a él. Sentí su peso en el colchón y luego sus manos subir por mis piernas.
Una de sus manos continuo por la cara interna de mi mismo hasta llegar a mi sexo, sus dedos se deslizaban con lentitud haciéndome suspirar.
Movía levemente mis caderas aumentando el roce y mis jadeos suaves.
Deje de sentir sus dedos en mis pliegues pero rápidamente sus manos se pasaron en mi cintura, levantando mi trasero y dejándolo a su gusto para comenzar a entrar en mi húmeda y palpitante entrada.
Mantenía un vaivén lento y profundo causando que la humedad corriera por la cara interna de mis muslos de a poco.
Era imposible no gemir cuando se adentraba mas profundo golpeando en ese punto dulce que hacía que cada vez fuera mas increíble cada sensación.
Pronto el vaivén se volvió más rápido y necesitado, sus jadeos inundaban la habitación junto a mis gemidos ahogados por las mantas, también el sonido de nuestra piel chocando, hacia vibrar a mi vagina.
Entonces son previo aviso y a segundos de alcanzar mi orgasmo, salió de mi interior dejando una sensación de vacío inmensa y al momento de reclamarle, tomo mi pierna y un lado de mi cintura para pasarme sobre él quien se encontraba boca arriba sobre la cama.
Sin esperar volvió a introducirse en mi de una sola vez recuperando aquella sensación de satisfacción al instante.
Me tomó de la cintura y sin decirme que es lo que quería, comenzó a hacerme brincar sobre él una y otra vez haciendo que mis paredes se cerraran a su alrededor generando mas fricción.
Gemía sin control subiendo y bajando sobre él, mis manos se posaban sobre sus hombros para tener mejor precisión en mis embestidas.
Druig dejo caer su cabeza hacia atrás cuando se corrió dentro de mi pero aun se mantenía firme en sus agarre.
Sentía mi liberación tan cerca, no era capas de describir el mar de sensaciones que experimentaba cada vez que se adentraba en mi llenándome de él.
Lo bese cuando los espasmos del orgasmo comenzaron a azotar mi cuerpo poco a poco, mis jadeos eran amortiguados por sus labios y poco después con una ardiente sensación, esa ansiada liberación recorrió mi cuerpo haciéndolo temblar.
Un par de embestidas mas y me encontraba casi rendida entre sus brazos los cuales no dejaron que cayera y me mantuvieron en su lugar.
Acaricio mi espalda con suavidad apaciguando el ardor en mi cuerpo y beso mis labios terminando de consumirme.
Luego de beso respire recuperando la cordura y suspiré.
―Nunca me cansare de esto. ―acaricie sus mejillas con suavidad.
―Espero que no porque tengo mucho por hacer aun. ―me abrazo mas fuerte y atrajo a sus labios.
Seria una larga tarde.