Otras Personas

XXXII

Margot

(1 mes después)

—¿Entonces porqué no le pides tú que sea tu novia?

—Me da vergüenza

—Francia es muy lenta y tú no tienes valor ¡Vaya pareja!

—No sé cómo hacerlo. Nunca lo he hecho...

Finalicé mirando hacia otro lado, sintiendo mis mejillas tibias.

—¿En serio?

Leonor preguntó con incredulidad.

—Las dos son unas inútiles. Pero tú tienes suerte de tenerme a mí, déjalo todo en mis manos, te juro que lo único que tendrás que hacer es que de tu boca salga "¿quieres ser mi novia?"

—¿Qué quieres decir con que lo deje en tus manos?

—Sólo confía en mí

Lo que me sorprendía más era el hecho de que precisamente ella me fuera a ayudar.
Estábamos regresando de la cafetería, muchos de los trabajadores ya estaban en sus lugares, todos almorzaban por horarios, así que la planta nunca dejaba de estar en movimiento.

Cerca de la puerta que llevaba de la planta productora a oficinas, estaba Francia, junto a ella estaba Lucas, hablaban con una de las trabajadoras de producción.

—Ese par se lleva muy bien después de todo ¿No crees?

Preguntó Leonor.

—Eso creo ¿Lucas podría ser mala influencia para Francia?

—¿De qué hablas?

Leo frunció el entrecejo.

—Sabes cómo es Lucas

—Según lo que veo, esa mujer no está allí por Lucas, a quien le sonríe es a Francia y ella se nota cómoda

—¿Qué intentas decir?

—Que Francia es popular en la planta de producción, no es secreto que tiene admiradores y admiradoras

—¿En serio?

Leonor se rió.

—La verdad no sé, pero debiste ver tu cara

—¡¿Porqué eres así?!

Ya no respondió porque prácticamente estábamos junto a ellos.

—Hola

Saludó Lucas, con más enfoque en Leonor, nosotros también saludamos.
Pude notar la pequeña sonrisa en Francia, algo que me provocó cierto matiz de felicidad.

—Bueno, me retiro

Dijo la mujer que estaba con ellos.

—Y muchas gracias, Francia, muy amable de su parte

—Con mucho gusto

Respondió Francia, causándome curiosidad. Lucas abrió la puerta para que entraramos. Francia y yo nos quedamos al último.

—¿Cómo estás?

Preguntó, se notaba contenta.

—Muy bien ¿Almorzaste?

—Sí

—¿Quién es esa mujer?

La sonrisa de Francia no se borró.

—Es Ale

—¿Ale?

—Alejandra. Lucas me habló de ella y quería conocerla