XLVIII

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Francia

Ver a Margot a la cara se estaba volviendo cada día más difícil. Era consciente que nuestra relación sí había cambiado.
No había miradas cómplices, no había contacto, nada. Y no era sólo yo, ella también parecía evitarme cada día más, no sabía porqué y tampoco quería saberlo, sentía que si lo ignoraba me daría algún tipo de paz mental. Paz que había perdido en el momento en el que la vi de pie junto a la mesa que compartía con nuestros primos.

A veces había ese ardor en los ojos, cuando pensaba detenidamente en todo, era un desastre ¿Porqué debíamos pasar por eso? ¿Porqué había tenido que ser precisamente ella?

-Tenemos que hablar

Ella me abordó a la hora de salir, antes de subir a mi automóvil. Había tardado mucho para pedirme eso.
Al principio me quedé en silencio, pensando si era buena idea.

-Francia

-Vamos por unas cervezas

Propuse. De todas maneras no trabajábamos el siguiente día.

-Bien. Te sigo

En el trayecto hacia el lugar una parte de mí me decía que era mala idea mezclar alcohol con una conversación importante. Pero la otra parte me aseguraba que era importante el alcohol para sobrellevar la situación.

Al llegar inmediatamente pedimos cervezas y bebimos un rato en silencio.

-Te aseguro que los convencí de que estaban malinterpretando todo

-Pero viste su reacción, además Eduardo sigue culpándome a mí de todo lo que pasa cuando estamos juntas

-Sé que las cosas no son como quisiéramos pero podemos hacerlo juntas

-Yo no quiero pasar por cosas similares a cuando éramos pequeñas, no quiero esa carga emocional

-¿Pesa más la opinión de ellos que lo que sientes por mí?

No dije nada, lo estaba meditando ¿Qué pesaba más?
Margot cambió de asiento para estar a mi lado.

-Francia, en serio me importas, en serio quiero estar contigo. Yo te amo

La amaba, yo no dudaba de eso.
¿Podíamos estar juntas? No, claro que no. Por muchas razones.

—Piensa en absolutamente todo

Se puso seria.

—No me amas de la misma forma que yo a ti ¿verdad?

—Creo que sabes la forma en la que te amo

—Pero te estás rindiendo

—¿Qué se supone que debo hacer?

—¿Ya no quieres estar conmigo?

—Quisiera, pero no podemos y no debemos

—Todo por el qué dirán ellos

—No lo entiendes. Tú no estuviste después de aquella ocasión, las miles de veces que mi padre me reprochó aquel incidente, como si yo lo hubiera buscado. No sabes cuántas veces me ridiculizó por mi timidez y por otras cosas ¿crees que me va a felicitar cuando lo sepa? No tengo la mejor de las relaciones con él, con esto seguramente dejará de hablarme para siempre

Tomó mi mano con suavidad.

—No tenía idea. Siento mucho haberte hecho pasar por tantas cosas. Quisiera retroceder e tiempo y ser diferente... Déjame darte el amor que te mereces

La miré a los ojos y después sus labios, yo creía lo que me decía, no dudaba de ninguna palabra. Me acerqué un poco pero me detuve, ella me miraba fijamente, terminó con la distancia, nos besamos y supe que todos los muros que había intentando construir se habían derrumbado.

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