Margot
Definitivamente no me arrepentía de haber ido con Francia. Cris era una niña tan linda, me la había pasado bien con ella viendo Frozen. Según tenía entendido, era la película que más le gustaba y veía.
De pronto se sentó mirándome fijamente.—¿Qué pasa?
Con mucha curiosidad respondió.
—¿Tú tienes mujer?
Creo que nunca antes había estado tan incómoda, sonrojada y sin saber qué decir, me veía atenta esperando mi respuesta. Por más que pensé en responder, porque además no sabía de dónde había sacado esa idea, nunca llegó la respuesta, Melissa había interrumpido, enhorabuena, despidiéndose de Cris e incluso de mí.
Cuando Francia volvió de la puerta le pregunté porqué se había ido Melissa.—Su papá le llamó, la están esperando para comer con sus abuelos
—Oh. Eso...
Mucho tiempo atrás, cuando éramos cercanas, Melissa me había contado que no veía a sus abuelos desde que tenía catorce años, habían pasado doce años, era obvio que nos dejaría para encontrarse con ellos.
—Bueno, creo que sólo quedamos nosotros tres, la comida aún se está cocinando, así que... A punto estaba de sentarse cuando el timbre sonó
—Debe ser Caro
Francia suspiró y fue a atender. Yo habría creído que su novia no volvería, pero bueno, al menos tenía a Cris como aliada para no ponerles atención a ellas.
Al instante volvió ella sola.
—Vamos por tus cosas, Cris, tú papá te está esperando afuera
Vi cómo la niña corrió a algún lugar de la casa y Francia tras ella.
Me pregunté cómo sería el papá de Cris, debía ser un tipo carismático y buena onda. No tardaron mucho, Cris se veía muy contenta.—Vamos
Dijo Francia cargando las cosas, la niña se despidió con una breve abrazo y se fue corriendo a la puerta.
—¿Vas a quedarte a almorzar o también te vas a ir?
—¿Quién diría que al final siempre íbamos a ser sólo nosotros? De haberlo sabido hubiéramos quedado en otro lugar
Francia sonrió, parecía que con ironía.
—Después de que pruebes mi comida no querrás ir a ningún otro lugar
—¿Segura que está buena? Melissa te estaba ayudando
Traté de molestarla, pero siempre tenía una respuesta.
—Puedes acompañarme sólo con agua, no hay problema
Me puse de pie y le di un empujoncito.
El silencio se hizo presente, probablemente era normal, de todas formas no éramos grandes amigas, habíamos tenido un par de cruces de palabras, intentos de conversación, pero no llegaban a más.—Oye...
La miré.
—...¿Qué edad tienes?
—Veintinueve
Respondí sin tanta importancia, no me molestaba decir mi edad.
—¿Tú cuántos tienes?
—Veintisiete
Respondió sin mayor problema. Otra vez el silencio, era similar al que se sentía en los últimos años de escuela cuando se conocía a alguien nuevo, uno no sabía ni qué decir.

ESTÁS LEYENDO
Otras Personas
Ficção AdolescenteA veces se necesita una segunda vez para conocer a alguien. Las personas pueden convertirse en algo totalmente diferente. ¿Pero qué tan listo se está para enfrentarse a eso?