Francia
—Y ésta es la oficina
No era muy grande, pero los escritorios cabían perfectamente y había el suficiente espacio para desplazarse.
—¿Algo que haya olvidado mostrarte?
Preguntó la mujer que se había encargado de darme el recorrido.
—El oasis
Respondí después de hacer una lista mental de los lugares que faltaban.
—No es necesario, es la única puerta a la izquierda en el pasillo hacia la salida al área de producción
Suponiendo que no me perdería, fui al escritorio y comencé a revisar los papeles que me habían entregado.
Durante el día vinieron otros compañeros de los otros escritorios; el que se creía galán y que todas se morían por él, la chismosa que quería saber todo y estaban los otros que al parecer les daba igual, habían sido los únicos que me habían interesado, si les daba igual mi presencia, no vendrían a molestar con sus preguntas ni con sus "si necesitas algo, búscame". ¡Como si fuera a hacerlo!Después de un, al parecer, tranquilo y largo día de trabajo, por fin marcaba hora de salida.
No era mi primer trabajo, pero había tenido un problema en el anterior con la hija de mi entonces jefa, si se le pudiera llamar problema.
Y ahora lo que me alegraba más era llegar al final del día.Sólo bajar del carro saltó mi perro hacia mí de quién sabe dónde, no me gustaba que hiciera eso, pero era normal si no me había visto en mucho tiempo. A lo lejos vi a la persona que me lo cuidaba, sólo se despidió con un movimiento de mano, de todas formas Silver ya estaba conmigo, lo acaricié mientras entraba, después de ponerme cómoda preparé la comida.
Vivir sola tenía sus ventajas y desventajas.
La única compañía era el cachorro de husky que era un travieso.
Se lo encargaba a la hija de mi vecina, tenía como cinco años de conocerlas, eran personas honestas, podía confiarles todo.*
La alarma me despertó, no quería levantarme, no entendía cómo era que había gente que andaba del mejor ánimo, seguro abrían los ojos y les aparecía una gran sonrisa de psicópatas.
Me miré al espejo, tenía ojeras, los perros de los vecinos no habían dejado dormir y Silver se había unido.
Me puse los lentes, al menos eso las ocultaba un poco. Llegué a la empresa con la lonchera en la mano; todos al ser adolescentes se reían del que llevara lonchera ¡Ah! Pero en el trabajo todos llevaban o ninguno se burlaba.Saludé a la recepcionista y caminé a mi oficina.
—¡Qué cara traes!
Comentó Ronald al verme entrar, tenía como tres semanas trabajando con ellos, ya hablábamos más.
Me senté en mi lugar, encendí el ordenador y mientras esperaba que iniciara, escuché a Lucas.—¿Noche larga? Seguro no era bueno y por eso traes esa cara
Todos se quedaron en silencio, algunos veían de mí a Lucas. Todos sabían que yo no bromeaba con ninguno. Estaba especialmente de mal humor, otro día lo habría ignorado, como solía hacer, pero no esa mañana cuando no había dormido bien.
—¿Es la cara que tienen las mujeres cuando despiertan a tu lado como para que asegures que me pasó lo mismo?
Todos contuvieron la risa, Lucas no supo qué decir por un momento. Tuvo el cinismo de mirarme coqueto y sonreír. Si decía algo más lo iba a acusar, ya había visto su manera de bromear y había visto a otras mujeres mostrarse incómodas al respecto.
Antes que mi paciencia acabara y todo de fuera al diablo decidí salir, el ordenador encendió y yo tomé mi lonchera caminando tan rápido como pude.—¡Qué sensible nos saliste, Francia! No aguantas nada
Fruncí el entrecejo y seguí mi camino.
Iba por el pasillo vacío pensando en lo mucho que me desagradaba Lucas cuando la puerta que daba a recepción se abrió, una mujer un poco más alta entró, se notaba apurada y refunfuñaba vaya a saber qué, ni siquiera se fijaba por dónde caminaba, a como pude la esquivé, aunque mi lonchera chocó con su pierna, iba a disculparme, pero sin esperar tanto se metió a la oficina de recursos humanos.
Entré a recepción, quería salir a comer afuera, donde nadie interrumpiera mi paz.—Francia ¿Vas a salir?
—Voy a desayunar, no me tardaré
—¿Avisaste en tu área?
—Todos saben que salí
—¡Ah bueno! Es para que no te metas en problemas si no te ven en tu lugar
Asentí mientras me llenaba de curiosidad por preguntar algo.
—Oye, Nancy ¿Quién es la chica que acaba de entrar? Me la encontré en el pasillo
—Es de recursos humanos
¡Qué novedad!
—Se llama Margot Alas, éste es el tercer día que llega tarde ¿Te dijo algo? Tiene fama de ser mandona
—¿En serio? No me dijo nada
—Seguramente porque ya era tarde
A todo eso ya había sacado mi desayuno y estaba comiendo sentada en una de las sillas que estaban allí. Hablamos un poco más, después fui a lavar mis dientes. Al volver me encontré a la tal Margot en el pasillo, casi en cámara lenta la miré de soslayo y ella a mí, duró sólo unos segundos, suficientes como para preguntarme dónde la había visto antes, su rostro de me hacía familiar.
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Otras Personas
Novela JuvenilA veces se necesita una segunda vez para conocer a alguien. Las personas pueden convertirse en algo totalmente diferente. ¿Pero qué tan listo se está para enfrentarse a eso?