VIII

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Francia

La oficina había estado en total silencio, en lo personal me agradaba más así.
Cris había estado jugando con los juguetes que había llevado y yo pude terminar temprano mis obligaciones, así que me uní a jugar con ella.
A la salida Lucas se acercó mucho en el estacionamiento.

—No te digo nada sólo porque eres buena mamá

Me quedé confundida, pero no le dije nada, estaba más pendiente de que Caro llegara.

—Tu lonchera debió darme un indicio de tu rareza

Ignoré olímpicamente a Leonor, pero ésta siguió hablando. 

—Con razón tú y Melissa son grandes amigas, espero que a tu mujer no le moleste que sean tan cercanas

—¿Cuál mujer?

Me preguntó Cris. Me molestó que estuviera hablando de eso frente a mi sobrina, antes de que dijera algo apareció Melissa.

—No te metas en lo que no te importa, Gómez. ¿No fue suficiente el llamado de atención que te dió Aragón la última vez?

La mujer sólo gruñó y se fue.

—¿Todo bien?

—Sí, mejor Lucas se comporta

—Eso no me lo esperaba

—Sólo porque soy buena madre

—Jajaja al menos respeta eso

Cris apretó mi mano, volví mi atención a ella que me miraba intrigada.

—¿Tienes una mujer? ¿Cómo es eso?

—No le hagas caso a esa señora que lo dijo, se confundió

—Yo también pensé eso porque yo no he visto que tengas una, sino la tendrías en la casa

—Eh... Sí...

Dije un poco incómoda, tratar esos temas con niños era complicado.

—¿Tía?

—Dime

—¿Cómo pueden tener una mujer las personas?

Melissa y yo comenzamos a toser, pronto nos aclaramos la garganta, estaba pensando cómo responder eso cuando Caro llegó, se bajó del carro y se dirigió a nosotros, Cris la abrazó muy fuerte, luego me dio un beso en la mejilla.

—Lamento la tardanza, el tráfico comienza a ponerse feo en la zona de la universidad

—No te preocupes, no tiene mucho que salimos

—Perfecto

Hubo un segundo de silencio.

—Caro, te presento a Melissa. Melissa, ellas es Carolina

Ambas se saludaron con un apretón de manos y una media sonrisa.

—Un gusto conocerte

—Igualmente

—Bueno, me tengo que ir. Cuídate, Cris

—Adiós, Meli

Subimos al carro, esperé a que Caro le abrochara el cinturón a Cris para después irnos.

—¿Qué tal tu día?

—Ni te lo imaginas

—¿Fue malo?

—No. Después te cuento bien

Hubo silencio en lo que salía por el portón del plantel.

—Caro ¿Cómo pueden tener una mujer las personas?

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