XLIX

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Margot

Las palabras de Santiago resonaban en mi cabeza, todo lo que había dicho de su hija hacían mella en mi mente.
No sabía si estaba molesta, triste, decepcionada o todas juntas, porque algo dentro de mí sabía que él no mentía.

Conducía a casa, pero a último momento había decidido ir a otro lugar, no quería estar en casa, ya podía escuchar a mi padre regañándome y diciendo más de lo que debía respecto a lo que me pasaba con Francia. Tampoco quería ver a mi madre, podía jurar que estaría ahí, a pesar de todo.
Todo eso me tenía mal, sentía que había llegado a mi límite. Había sido mucha presión los últimos días, entre lo que estaba bien y lo que estaba mal. Necesitaba un respiro, deseaba olvidar que todo eso había pasado, quería que fuera un sueño, una premonición que se pudiera evitar. De ser posible, no haber encontrado de nuevo a Francia.

La puerta se abrió un poco rápido, Melissa estaba al otro lado de la puerta, sonriendo y no por verme a mí, como si algo o alguien la hubiera hecho sonreír desde antes.

—¿Estás bien?

Preguntó borrando su sonrisa.

—Terminé con Francia

Dije sintiendo cómo mi garganta se cerraba y la vista comenzaba a empeñarse.

—¿Porqué?

Melissa sonaba confundida.

—¿Cómo está Francia?

Caro se paró atrás de Melissa, se veía preocupada. Yo no pensé en que podía encontrarla ahí. Sentí enojo al escucharla, al saber cómo se preocupaba por ella, al notar que al estar Francia en alguna situación ella la pondría como prioridad, así como Francia hacía con ella.

—Si tanto te preocupa ve a verla

Dije movida por el enojo y los celos. Ella hizo un gesto extraño, como si no se hubiera esperado mi respuesta.

—¿Te encuentras bien?

—¿Después de caer en la cuenta de que Francia siempre estará tras de ti? ¿Necesitas respuesta?

—No creo que Francia haga eso. Te ama a pesar de todo, sabes de lo que estoy hablando

—Sí fuera así no habría dejado que me fuera, habría intervenido con su padre y...

—¿Discutió con Santiago?

—Algo así, ni para enfrentar a su padre sirve

Carolina me miró molesta, incluso Melissa. 

—Tú jamás lo entenderías

Se giró un poco y poniéndose sus zapatos dijo:

—Tengo que irme, Mel. Francia no puede estar sola en éste momento, lo siento

Tomó sus cosas y se fue. En silencio pasamos hasta el sofá.

—¿Porqué dijiste eso?

—¿Qué cosa?

—De que Francia siempre estará detrás de Caro

—No me tomes importancia

—Si lo dijiste fue por algo y yo merezco saber las cosas antes de que sea tarde, esto involucra a Caro con quien tengo una relación

Supe que había cometido un error por dejarme llevar por los celos, había hablado de más frente a Melissa.

—Dime, Mar,  no te quedes callada

—Ellas siempre tuvieron un vínculo especial, porque en algún momento, hace años, tuvieron una extraña relación. Incluso tienen una foto

—¿Francia tiene una foto de ella y Caro?

—Sí

—Me parece increíble, en su casa no hay ninguna, de nada, de nadie... pero si fue hace mucho tiempo, no creo que aún...

Se quedó en silencio, como pensando en algo.

—Ellas siempre parecen una pareja cuando están juntas. Cuando las vi juntas por primera vez noté la complicidad que existía entre las dos, pensé que tenían mucho tiempo juntas...

Ahora parecía que las dos estábamos metidas en esto, como si la hubiera arrastrado conmigo al caos.

—Creo que quise obviarlo, pensar que era cierto que sólo eran amigas y no existía nada serio entre las dos, pero uniendo las imágenes... ¿Porqué no lo noté? Ahora debe estar en la casa de Francia consolándola y...

Tomé su mano, me sentía mal de haber sido imprudente.

—Lo siento, no quería hacerte sentir mal, ni que pensaras todas esas cosas. Yo lo dije porque... me siento celosa de la mejor amiga de Francia

—¿Porqué terminaron?

—Su familia no quiere que estemos juntas

Mentiras no eran.

—¿Porqué?

—Porque somos primas

Dije dejando salir todo el aire que estaba reteniendo. No era mi intención contarle al mundo entero, pero necesitaba desahogarme.

—¿Que ustedes qué?

Melissa estaba sorprendida, asustada, preocupada.

—Te juro que al principio no lo sabíamos

—¿Porqué al saberlo continuaron con la relación?

—Le insistí mucho, no era ni capaz ni valiente de dejarla, pero debí ser razonable como ella y dejarlo hasta ahí, hubiéramos evitado que todos se enteraran

—No sabías que se te saldría de las manos

—Nunca he pensado en las consecuencias, siempre las he evitado. Siempre he tratado de evitar los problemas

—Lo sé

Respondió ella. 

—También lamento eso

—¿Sabes qué es gracioso? Qué las chicas que me han interesado prefieren a Francia

—También estabas interesada por ella, Melissa

—Pero ella no tenía interés por mí... ¿qué vas a hacer?

—¿De qué?

—¿Dejarás que Francia enfrente sola a todos?

Hice una mueca, tenía miedo, pero ya era hora que enfrentara mis actos. De todas formas yo había empezado, como siempre. Había sido yo quien la había besado primero y la había aorillado a todo lo que estaba pasando.

Esta vez no dejaría que todos pensaran que era la culpable de todo.

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