XXXIII

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Francia

—Me gustaría quedarme más tiempo así

Hablé desde sus piernas, tenía como una hora acostada en ellas mientras veíamos la televisión. Tenía otras cosas pendientes, compromisos desde antes de esa mañana. Margot apartó la mirada del aparato para dirigirla a mí.

—¿Quieres que me vaya?

Hice una mueca, sonaba feo, pero era lo que en realidad necesitaba que hiciera.

—Lo siento, en verdad quisiera que te quedaras, pero no puedo aplazar lo que tengo pendiente

—Está bien, no te preocupes ¿Nos vemos mañana?

Me senté correctamente y asentí.
La acompañé a la puerta para despedirla con un beso en los labios y la promesa de vernos el siguiente día.
Estuve ordenando todo, Silver seguramente estaba con Caro y en mi mente repasaba las palabras de Margot.

Leonor preparó todo esto

Entendía que se trataba de la amiga de mi novia, pero no entendía la razón para que precisamente ella hiciera eso. ¿Para reivindicarse? Ya no pude seguir pensando en eso, el timbre de la casa sonó, al abrir la puerta me encontré con Mario, Cris y Caro, sin faltar mi perro que movía felizmente su cola al lado de la niña.

—Pasen

Todos entramos, Cris rápidamente sacó de su mochila un juguete y se lo lanzó a Silver.

—¿Está bien que le tire su juguete al perro?

—Para eso se lo compré

Dijo Mario poniéndose de pie al oír de nuevo el timbre. Al volver era seguido de Ismael, se acercó saludando de beso en la mejilla a Caro y un movimiento de cabeza dirigido a mí, en su manos unas cervezas.

—¿Porqué trajiste cerveza? No vamos a tomar enfrente de Cris

—No creí que estaría aquí

Me estaba ayudando a acomodarlas en el refrigerador. Al volver a la sala vi que Caro se estaba llevando a mi sobrina y a Silver.

—¿Qué pasa?

—Me voy a llevar un rato a Cris a la casa, mi mamá le compró algo, así que iremos a ver qué es. Talvez regreso después

Caro salió, los tres esperamos a que cerrara la puerta, cuando eso pasó, Ismael empezó.

—¿Todo bien, Mario?

Mario me miró.

—Según lo que me dijo Ismael ésta mañana es que tú le contaste que estabas pasando malos momentos

La mirada de mi primo no cambió.

—Vine porque creo que necesitas apoyo, aquí nos tienes

Un par de años atrás, en la universidad; Mario, Ismael y yo solíamos ser inseparables. Ismael incluso se había convertido en el padrino de Cris.

—No sé cómo iniciar esto

Me levanté por unas cervezas, al parecer iba a ser una confesión larga. Ni Ismael ni yo lo presionamos, nada, sólo esperamos a que estuviera listo.

—Ya sé quién es la amante de mi papá

—¿Quién?

Pregunté casi incrédula.

—La esposa de mi tío

—¿Cuál tío?

Preguntó Ismael sabiendo que no teníamos sólo uno.

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