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Epílogo

Dejé la foto enmarcada en la mesa de noche, me seguía arrepintiendo de haberla arrugado.
Caro me la había dado días atrás. Y era la única foto que tenía en mi casa.

Media hora después salí para subir a mi carro, mi novia (y cada vez que pensaba que lo era, sonreía) ya me estaba esperando. También subió, saludandome con un beso en la mejilla.

-Hola, bebé

-Hola. Qué guapa vas

Le dije admirandola, sonrió diciendo "gracias".
Estaba conduciendo a casa de Raquel, Caro lo sabía, estaba emocionada, como la última vez.

-¿Y también la puedo llamar "tía"?

Preguntó sin mirarme.

-No abuses

Le dije bromeando.

-Yo que tú me iba acostumbrando

-Bueno, llamala como quieras, si te deja

-Seguro que me deja, le agrado más que tú

Le enseñé la lengua.

-Se nota que me amas

Caro se rió y yo también. Cuando llegamos a la casa noté que había más carros estacionados, el de Mario y el de Max fueron los que vi con más claridad.

-¿Reunión familiar?

Ella preguntó.

-No creo, me hubieran dicho

-Talvez no quisieron invitarte, con eso que últimamente te la pasas como gato

-¿Cómo gato?

-Huyendo de la gente y durmiendo

-No huyo

Respondí tocando el timbre.

-Mírame y vuelve a decirlo

-No...

La puerta se abrió, era Max. Miró de mí a ella y una leve sonrisa se formó.

-Bienvenidas, llegan justo a tiempo

-¿Para qué?

Íbamos caminando al lado, pero no respondió hasta que estuvimos en la sala, donde estaba Margot con Cris y el novio de Max. La niña corrió de inmediato a abrazar a Caro.

-Quiere más a Caro que a Francia

Ese había sido Mario que apareció por la otra puerta.

-Caro es mejor niñera que yo

-Claro que sí

Dijo mi primo con obviedad. Margot sólo nos veía, formando una línea en sus labios para evitar reírse. Se levantó a saludarnos, al estar frente a mí dijo:

-Tus papás están aquí

-Y tú también

Hice una mueca como si me desagradara, las dos sabíamos que estabamos jugando, los demás nos miraban en silencio.

-Hasta Mario está aquí

-Vivo aquí

Dijo indignado.
Desde que su madre se había separado de Mario Antonio, él se había mudado ahí para estar pendiente de Raquel.

Fui a saludar a mis padres, Caro me acompañaba, mis primos chismosos también nos habían seguido. En la mesa estaban ellos tomando café aún. Mis padres, Eduardo, Marcela y Samuel, Rafael, Edgar y su esposa estaban sentados con su respectiva taza. Todos nos miraron.

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