Melissa
—¿En qué puedo ayudarle?
Preguntó Nancy cuando entré, miré atrás de mí esperando ver a alguien más.
—Buenos días, Nancy
Sólo entonces reparó en mí.
—Melissa, no te reconocí
—No lo noté
Ironicé de broma mientras marcaba hora.
—En serio te ves muy diferente así. Te ves muy bien
Iba a agradecerle cuando escuchamos ruido en el pasillo, algo rompiéndose. Salí rápidamente para ver qué era lo que pasaba. Estaba Margot en medio del pasillo mirándose el pantalón y los zapatos, estaba mojada de café, en frente tenía a la supervisora Flores, del área de producción. La mujer tenía cara de pánico.
—¡¡Porqué no te fijas por dónde vas!!
Esa malhumorada Margot era la que todos conocíamos, la que muchos temían, la que nadie quería hacer enojar y esa era la razón por la que la dejaban a cargo de ponerles altos a los trabajadores.
—Le juro que no fue intencional
Trató de decir la mujer. Me dirigí a ellas tan rápido como pude, era demasiado temprano como para estar en problemas.
—Flores, puede retirarse, no pasa nada
—En verdad no fue mi intención
Dijo la mujer, mirándome a los ojos con mucha vergüenza, al mismo tiempo que Margot gritaba en mi oído.
—¡¿Que no pasa nada?!
Le hice una señal para que se fuera y así lo hizo.
—¡¿Porqué la dejaste ir?!
—Porque lo que pasó no es suficiente motivo para terminar en la oficina de Aragón o para quedarse sin trabajo
—¡¿Porqué tienes que ser tan malditamente racional?!
Me empujó un par de veces.
—Salgamos de aquí
La arrastré a la salida de recepción. Después hablaría con Aragón, seguro lo entendería. En el estacionamiento nos cruzamos con Francia, nos miró confundida, mirando además el pantalón de Margot, pero estaba segura de que se preguntaba más el porqué estábamos juntas.
Sin embargo no se acercó a nosotros.—Vamos a comprarte otro pantalón
—¿Salir de la empresa?
—¿Porqué no?
—Sabes que no está permitido
—Olvida las reglas. No es como si realmente quisieras estar aquí
Suspiró derrotada y terminó el camino a su coche.
Observé la puerta antes de subir, armándome de valor, hacía demasiado tiempo que no subía a su automóvil, que no compartía un espacio tan personal.—Estás relajada ¿Verdad?
Se veía más tranquila y menos molesta. Su rostro concentrado no mostraba ninguna expresión, pero desgraciadamente conocía sus gestos y sus razones de ser.
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, en el pasillo...
—Sí, gracias por evitar que hiciera una estupidez
—¿Estás bien?
No dijo nada, sólo conducía en silencio. Aproveché para revisar mi teléfono, había vibrado minutos antes.
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Otras Personas
Teen FictionA veces se necesita una segunda vez para conocer a alguien. Las personas pueden convertirse en algo totalmente diferente. ¿Pero qué tan listo se está para enfrentarse a eso?