❝ Nueve ❞

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...

RA-YEON

Ya había pasado una semana desde que conocí a Momo en el mundo humano.
A la mañana siguiente de hospedarme en su casa, me levanté temprano, antes que ella, para así irme. Le dejé una nota que decía "gracias por dejar que me quede, vendré a visitarte la próxima vez que venga a ver a mi amigo". Mi único interés era hacerme amiga de una humana para así familiarizarme con ellos.

En ese momento estaba en mi cuarto y no me encontraba bien. No es que estuviera enferma, físicamente estaba estupendamente. El problema era que no podía parar de pensar en Jay.
Cuando estaba normal, mi mente reproducía su imagen y, casi como si mi cuerpo estuviera preparado para ello, mis mejillas comenzaban a arder. Alguna que otra vez había llorado, no me gustaba sentirme así de curiosa y ansiosa por él. Jay, últimamente, era más amable, pero nada que me hiciera sentirme cómoda con él. Era amistoso, pero yo necesitaba algo más, aún cuando no quería nada con él, sí lo hacía. No entendía por qué me pasaba eso desde el día en el que lo encontré en la enfermería, y cada vez iba a peor.

Desesperada, vi que Tzuyu abría los ojos después de hacer uno de sus extraños viajes astrales. Desde mi cama, le miré a los ojos y me sequé las lágrimas que habían salido sin previo aviso. Ella me miraba expectante. Por mi personalidad, no se imaginaba encontrarme así.

- Tzuyu, ¿Tú sabes mucho, cierto?

Ella asintió.
Era lógico, en sus viajes veía situaciones del pasado, ya no era solo historia, si no mucha filosofía, maldiciones y problemas de nuestro mundo.

- ¿Qué necesitas?

- Verás... Desde que llegué hay alguien que me gustó desde el primer momento, empecé a sentir cosas por él demasiado rápido. Pero, al mismo tiempo, siento un sentimiento de angustia cuando me provoca esas emociones. Quiero estar con él, pero no quiero. Me habla y me sonrojo, al mismo tiempo me pongo nerviosa y quiero salir corriendo. Y hablo de una situación muy exagerada. A mí nunca me había pasado esto. No me gusta sentir lo que siento.

- O tienes las hormonas muy alteradas, o estás maldita. - concluyó con esa voz susurrante, pero firme.

- Maldita... Debe de ser la primera. No puedo estar maldita.

Que alguien me hubiera maldecido a mí exclusivamente era imposible, ese tipo de cosas se notaban y, normalmente, no se maldecía por rencor o venganza a alguien con un hechizo de amor. Además, la maldición de mi familia era otra, pero debía admitir que tampoco creía que fuera cosa mía, como si fuera normal.

La mejor opción era ir a la biblioteca y buscar las maldiciones de amor, ya que sí, estaba sintiendo cosas indescriptibles que no me gustaban nada y no me hacían sentir bien.
Aunque no tuviera ni idea de quién podía haberme hechizado, no le encontraba otra solución.

El amor no debía de ser eso, no era posible. Se decía que estar enamorado te hacía sentirte bien, querer acercarte a esa persona, imaginarte con ella... Quería creer que era eso, aunque nunca lo hubiera experimentado, porque era un sentimiento muy idealizado. Y sí, me sucedía exactamente eso, pero no me sentía bien y al mismo tiempo que pasaban esas cosas en mi interior, quería desaparecer. Irme de donde estuviera Jay y no verle jamás, aún cuando no me había hecho nada malo. Y eso era desde el primer día, odiaba sentirme así, no lo entendía, le evitaba solamente para distraer esos pensamientos y emociones.

...

SUNGHOON

Ra-yeon había estado especialmente rara esa semana, que como de costumbre, estuve analizando sus acciones. Seguía siendo muy sospechosa.

𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora