❝ Cuarenta ❞

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...

RA-YEON

Todos salimos del instituto debido a las reformas, que llevarían todo el día y eran de lo más ruidosas. No era muy apetecible quedarse en el cuarto escuchando continuamente un taladro atravesar las paredes cercanas, y martillazos por todas partes.

Sunghoon quiso llevarnos a alguna parte, y le estábamos siguiendo. Nos habíamos adentrado en uno de los bosques inexplorados por mí de Maleficia, y me preguntaba qué era lo que íbamos a hacer allí mientras hablaba con Jungwon, detrás del resto. Momo y Sana también habían ido.

- Creo que sé lo que vamos a hacer -dijo-, Sunghoon estaba aprendiendo un hechizo para materializar objetos, tal vez...

- ¡Aquí es! -exclamó el nombrado.

Sunghoon, más adelante, me hizo subir la vista con su grito y presenciar así el lago que estaba frente a nosotros. Se abría paso en el corazón del bosque, donde los árboles dejaban de aparecer y el camino terminaba. Lo único que estaba era la enorme laguna de agua cristalina y pálida, junto a un pequeño trozo de tierra a su lado que era más amplio que el resto, en el que no había árboles y era perfecto para hacer un picnic. Creía que eso sería lo que haríamos, ya que nos guió hasta este, pasando entre los árboles que rodeaban el lago, pero no fue así.

Sunghoon se sentó en el borde, mirando el agua fijamente, y extensión las manos sin llegar a tocarla.

Ninguno dijo nada. Jungwon ya parecía saber lo que iba a hacer, y yo lo deducí en cuanto recordé que era un brujo marino. Iba a transformar el agua en hielo. Los demás probablemente se hacían una idea, ya que Sunghoon había dicho alguna vez que le gustaba patinar sobre hielo, aprovechando su facilidad para tener una pista en cualquier parte.

El agua empezó a temblar, Sunghoon posó un dedo sobre ella, y lo introdujo unos centímetros hasta que dejó de moverse para quedar en lo que pareció una completa calma, silenciosa, sublime. Hasta que desde el borde, se fue cristalizando poco a poco. De ella salían partículas similares a los copos de nieve, y un halo blanco envolvía el entorno. El óvalo gigante terminó de congelarse, haciendo que fuera una pista de hielo de apariencia bastante segura.

Era precioso de ver, y quien la creó parecía feliz por ello. Tal vez llevaba tiempo sin patinar.

- Es muy bonito -confesé, acercándome un poco más al agua hecha hielo. Me agaché para tocarlo. El tacto helado era agradable.

- ¿Cómo vamos a patinar? -preguntó Jungwon, desde detrás mía. Se había aproximado un poco más de lo que estaba.

Sunghoon, a mi lado y sonriente, alzó su mano mostrando la palma, dejándola boca arriba, y de ella empezaron a salir una especie de espectros que se quedaban suspendidos en el aire. Creaban una forma minimalista que se fue viendo que era la de un par de patines. Finalmente, estos tomaban color, densidad y textura, hasta que los cogía por las cordoneras con la otra mano y se los daba a alguien. Eran completamente reales, pero no, al mismo tiempo.

El primer par me lo dio a mí, y empecé a ponérmelos sintiendo el frío en los pies al estar cerca de la pista. Había espacio, pero no para diez personas. Sunoo, Riki, Jay, Heeseung, Jungwon, Sunghoon, Momo, Sana, Beomgyu y yo. Jake no había ido. Me daba cierta pena pensar que podía estar asustado, al mismo tiempo que me sentía un tanto culpable. Tal vez las originales tenían razón, y hacérselo saber arruinaba sus días, pero yo quería mantener el pensamiento de que, con el paso del tiempo, le parecería increíble, como a mí.

𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora