𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓

❝ Treinta y ocho ❞

...

RA-YEON

Jungwon estaba junto a mí incluso cuando me preparaba para ir a ver a las originales, aunque más concretamente, él me estaba ayudando a hacerlo. No estaba tan nerviosa, pero sí que pensaba demasiado en si habría una pequeña posibilidad de que algo saliera mal, o de que no me hubieran citado por eso. También cabía la emoción en mí, ninguno de nosotros se sacaba de la cabeza la idea de que podría llegar a ser una original.

Un pensamiento fugaz hizo que se me iluminara la bombilla mientras ordenaba la pila de libretas sobre el escritorio, a causa del mínimo de nervios debidos a la incertidumbre. ¿Y si las originales eran capaces de ayudar a Jungwon con sus problemas familiares?

Yo sabía que él necesitaba ayuda; no dormía bien, me contaba pérdidas continuamente, mostraba síntomas de ansiedad, se distraía cuando hablaba con el resto... Y podía ayudarle a esquivar los recuerdos de su situación familiar, pero no a resolverlos. Sin embargo, ellas... Era posible. Solo si me acogían de buena forma y no me odiaban por ser una entrometida en el mundo humano y haber hecho bastantes cosas ilegales. En mi vida en general, muchas, pero nada comparado con todo lo que había hecho en ese corto periodo de tiempo en mi estancia en Maleficia, que estaba prohibido.

- Jungwon... Tengo una idea, pero prométeme que no te vas a desilusionar si al final no es así.

Levantó la cabeza y dejó de mirar el libro de mitología, al que estaba atento mientras estaba sentado sobre mi cama, esperando a que me decidiera a ir.

- Creo que podría pedirles ayuda para tu familia. Ya sabes... Son originales, ellas pueden hacerlo todo, ¿no? Eso, al menos... Si me reciben bien, creo que lo conseguiré. ¿Te gustaría?

Su rostro ya se había iluminado a mitad de la frase, y se notaba que estaba completamente feliz por que hubiera pensado en eso. No me hubiera gustado que se ilusionara, pero tenía cierta esperanza en que, de todas formas, no pasaría nada porque le ayudarían.

Jungwon asintió, como era de esperar, y yo me alejé del escritorio para reprimir las ganas de seguir ordenando todo lo que hubiera sobre la superficie de este.

Me aproximé a Jungwon, con cierta vergüenza, simplemente para agarrarle la mano para que se levantara. Él la agarró. El tacto era sublime, suave y esponjoso, a la vez que firme. Sentí un escalofrío interno que no manifesté, por el contacto y el roce frío. Jungwon rio ante mi expresión un tanto paralizada y se acercó para darme un abrazo corto, aún sonriente.

- Incluso si no sale bien la propuesta, que lo vayas a intentar significa mucho. Gracias. - se separó y volvió a coger mi mano, girando la cabeza hacia la puerta -. ¿Vamos? - me invitó a salir.

Asentí con decisión y, aunque estaba aterrorizada por las miles de cosas que podían pasar, me sentía segura. Me hubiera gustado pensar que era por mi carácter, pero... ¿Para qué engañarme? Hacía mucho desde que Jungwon comenzó a influir en aquello. Además, era mi protector, y no uno cualquiera. Uno con el que, incluso a kilómetros, me sentiría protegida.

...

Me armé de valor una vez estando frente al castillo de Gahyeon, tan lúgubre y siniestro como siempre. Me solté de Jungwon, dedicándole una última sonrisa antes de aproximarme a la puerta, que los guardias me abrieron.

El interior se veía todavía más limpio que la última vez, tal vez debido a su aumento continuo de esclavos que iba perfeccionando con el paso de los días por puro placer.

Su taconeo persistente y terrorífico se escuchaba en el último piso, creando un eco grave y sonoro. Daba cierta impresión, pero me armé de valor y realcé la postura, segura de mí misma, dejando salir mi carácter que llevaba un tiempo escondido. No podían creer que una posible futura original era débil.