❝ Treinta y nueve ❞

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...

RA-YEON

Jungwon y yo pensamos en lo que las originales me dijeron y, considerando que no teníamos clase, pensamos que era una buena idea viajar hasta su pueblo y ver si, en las casas desiertas de su clan, había algún cambio.

Paseábamos por allí, no era un camino muy largo desde el instituto. Los niños en la calle jugaban y se les veía con sus mascotas sobrenaturales. En la parte donde comenzaban a verse viviendas de su clan, normalmente todo se veía desierto y el contraste era extremadamente notorio. Pero ese día no era así.

Jungwon se percató de aquello, ya que miraba hacia arriba, contemplando las ventanas iluminadas y que el color y la vida habían vuelto a animar cada lugar. El movimiento era visible, la vida, las relaciones amistosas entre todos...
Gente que no le sonaba de nada salía y se metía en casa de otros. Exactamente igual que un clan normal. Sus ojos estaban completamente abiertos, chispeantes de felicidad.

Le extendí una mano. No sabíamos bien qué habían hecho las originales para que aquello estuviera así. Esperábamos que no hubieran revivido a los muertos o algo así; habría sido escalofriante. No obstante, a Jungwon le hubiera alegrado reencontrarse con pérdidas, pero no era lo que quería.
En realidad, las opciones eran limitadas. Había que llenar el clan de nuevo, y creía tener una idea de lo que podían haber hecho, simplemente pensando un poco en ello.

Jungwon agarró mi mano y caminamos hacia delante, justo a la casa de sus padres, que estaba con la puerta abierta. Ambos cruzamos, no esperábamos encontrarnos con la multitud de gente que había allí, todos sentados alrededor de una mesa repleta de comida. Los padres de Jungwon sonreían, el resto, no sabía quiénes eran. Miré a Jungwon pidiendo ayuda con la mirada, pero él tampoco tenía ni idea. Al contrario que él y yo, sus padres hablaban con ellos sobre nosotros como si los conocieran de toda la vida, y como si no estuviéramos ahí delante, lo que casi terminó de llenar mis sospechas.

— ¡Jungwon, no sabía que vendrías, y encima con Ra-Yeon! ¡Habría hecho comida para vosotros también!

Para ser sincera, solo mirando la mesa sabía que allí había alimento para, al menos, cien personas. Pero Jungwon y yo no íbamos a comer, sino a ver qué había pasado e irnos. O eso creía.

Un hombre de unos cincuenta años, apuesto y barbudo, miró fijamente nuestras manos entrelazadas y le lanzó una mirada pícara a Jungwon.

— El pequeño Yang abandona el nido y se va a vivir a uno de los mejores institutos y, en cuestión de meses, ¡vuelve con novia!

— En realidad lleva años... — murmuró alguien.

Sentí cómo me ruborizaba, Jungwon soltó nuestras manos y negó rápidamente mientras se reía nervioso. "No es mi novia" dijo pero, poco después, me indicó con la cabeza que me acercara junto a él a la mesa.

— No soy tu novia, no tengo por qué ir, no soy importante, déjame que me quede aquí... —le susurré desde la puerta.

— Oh, vamos, ¿Te ha molestado? —sonrió burlón.

— Solo es la realidad. Yo no tengo por qué ir. Es tu familia.

— Pero no los conozco y quiero que tú los conozcas conmigo. Eres igual de importante que una novia.

¿Qué fue eso?
Si mis mejillas estaban ardiendo previamente, en ese momento debía de ser algo parecido a un tomate. Él se tapó la boca, sorprendido por lo dicho, y decidió ignorarlo para pasar con sus padres y el resto.
Finalmente accedí para dejar de pasar vergüenza o, por el contrario, pasar más. No sabía bien a qué iba, pero le seguí hasta dentro.

𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora