❝ Cincuenta y cuatro ❞

410 82 18
                                    

...

RA-YEON

Jimin se acercó a nosotros. Sujetaba la mano de un moribundo Sunoo mientras Heeseung lo colocaba sobre una manta en el suelo.

-Iré yo -se ofreció-. Hyo-ri vendrá conmigo. Es momento de que hagamos algo antes de que Jake cause el eclipse lunar. De hecho, ya lo tenemos pensado. Así Jungwon y Riki podrán venir y descansar.

Me di la vuelta sin contestar y observé la nube de humo que proyectaba la situación, veía un poco de lo que pasaba desde mi posición. Jungwon no tenía problema en esquivar cada golpe con neutralidad y una cara seria. Con magia o movimientos veloces. Mientras tanto, Riki tampoco, pero se negaba a hacerlo. No esquivaba, solo atacaba y ya se encontraba malherido. Entonces comprendí que, como era normal, estaba fuera de sus casillas y si no volvía pronto acabaría igual o peor que Sunoo.

-Sí. Id.

Jimin se disipó en el aire, y Hyo-ri la siguió a su manera; su cuerpo se vio multiplicado a gran velocidad varias veces por algunas partes hasta que no se la volvió a ver y, mirando a la proyección, supe que ya estaban allí.

-Sunghoon, ¿puedes traer unas gasas que hay en el baño?

Hacía presión sobre el cuello de Sunoo con una camiseta de algodón, pero temía que pudiera tener bacterias que penetraran en la herida o que no fuera suficiente, por eso no apretaba demasiado. Él aún no se despertaba.

Miré a la pantalla. Riki, Jimin y Hyo-ri seguían batallando y Jungwon ya había venido y se colocó a mi lado para revisar cómo se encontraba Sunoo.

-Riki tiene que volver -suspiré. Escuchaba las voces ahogadas y vacías desde la bola, de cómo Jimin le gritaba que se marchara con nosotros y que ellas se encargarían, pero no le hacía caso. Si seguía así, Gahyeon conseguiría hacerle una herida profunda entre tantos arañazos y golpes. Y lo que menos necesitábamos eran dos heridos.

-Lo sé -respondió Jungwon-. Pero también entiendo lo dolido que tiene que estar.

-Sunoo sigue vivo -recordé-. Y no es momento para que haga el tonto.

-Ten un poco de empatía -gruñó Beomgyu detrás.

Resoplé y no contesté.
Agarré las gasas que un mejorado Sunghoon me había traído y presioné todo lo que pude con ellas en el cuello de Sunoo. Enseguida, estas se tornaron de un rojo escarlata desagradable.
Nunca había parado una hemorragia de ese tipo, y no estaba segura de cómo hacerlo.

Escuchamos, todos, un quejido. Miré a sus ojos. Sunoo los abría lentamente mientras musitaba cosas inentendibles, adolorido.
Me miró él a mí, sonrió en señal de agradecimiento y fue a cerrar de nuevo los ojos. Creí que era el fin, todos a mi alrededor lo pensaron cuando el brillo de estos se fue apagando. La característica luz de los ojos de Sunoo siempre tuvo protagonismo, y ahora ya no existía. Sus párpados caían pacíficamente. Hasta que...
Riki apareció. Lo presintió. Supo que el amor de su vida estaba muriendo entre mis manos.
No me apartó, pero hizo el intento hasta que se dio cuenta de que solo sería peor.
Se sentó junto a él, en el suelo.
Aún no estaba completamente dormido. Quedaba un pequeño hueco en sus ojos en el que se veía que observaba a Riki con tranquilidad.
Esbozó una sonrisa. Una sonrisa de despedida.

-No seas idiota... -susurró Riki-. ¡No te puedes morir por un navajazo extraño por parte de esa bruja!

-Yo no lo llamaría navajazo... -rió.

-Aún puedes hablar... -susurró sorprendido, Riki. Le dio la mano rápidamente y con la otra limpió un poco de la sangre que se había extendido por otras zonas de su cuello, en forma de gotas rojizas y oscuras-. Aguanta -miró a Heeseung-. Trae a tu novia. Es una bruja blanca, ¿no?

𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora