❝ Quince ❞

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...

RA-YEON

Desperté con una muy, muy mala impresión.

El día anterior había ido a casa de Momo y le conté lo que era, aunque pronto debía volver para explicarle más detalladamente qué era una bruja y los tipos, las auras... Todo nuestro mundo, porque me apetecía contárselo.
Cuando volví a mi cuarto, me fui a dormir directamente debido a que era muy tarde y no quería levantar sospecha de nadie.

Me levanté y no pude ni cambiarme el pijama, cuando sentí varios toques en la puerta.

Me acerqué para abrir, no del todo para que no se me viera, y me encontré con Jungwon.
Eso me impresionó y sonreí sin darme cuenta, al mismo tiempo que aflojé mi agarre a la puerta y se abrió sola.

Jungwon dirigió mi vista a mi pijama... Era un mal día para que fuera rosa y con dibujos de gatitos.

- Es muy cómodo. - puse como excusa.

Asintió. De inmediato, le rodeó un semblante serio, poco propio de él, que no me gustaba para nada.

- ¿Qué pasa?

- Es que... Las originales quieren hablar contigo.

- Mierda... - susurré -. ¿Te han dicho por qué?

- Me han visto y se han acercado diciendo que sabían que tú y yo éramos cercanos por lo que habían estado visualizando. Después, que te vieron escaparte anoche al mundo humano y van a ponerte un castigo. Quieren que vayas a la torre de Gahyeon en Saterra. Para decidirlo. Querían que te lo comunicara.

- ¿Gahyeon? Oh, no...

Tenía que tocarme la más temida.
Podía incluso matarme por haberlo hecho, menos mal que no sabía que le conté a Momo que las brujas existíamos.

Jungwon puso una mueca triste, se despidió con la mano y se alejó a paso lento.

Volví hacia el armario para vestirme rápidamente.

La camiseta que me puse tenía la espalda abierta, era la primera que encontré, así que utilicé una chaqueta para ocultarla.

No tenía mucha prisa ya que no me entusiasmaba ser castigada, pero tenía que ir rápido aunque no quisiera. Por ello, salí sin ni siquiera peinarme, y me despedí de Baedal con un beso en su pequeña cabeza por si no volvía a verle.

Tenía miedo, pero a la vez no. Nunca le había temido a la muerte, pero era cierto que en esos momentos tenía muchas cosas que descubrir, muchas dudas, y no quería morir simplemente porque sí. Además, solamente con lo que ellas sabían, no consideraba que la pena de muerte fuera justa. "Tan solo me había escapado unas horas".

Cuando estaba fuera de la institución y de sus patios, me junté con Jungwon para preguntarle cómo podía llegar a Saterra, ya que no conocía los transportes de Maleficia y tampoco había visto nunca la tierra, como para poder teletransportarme a ella.

- Hay un tren mágico por aquí cerca, lo maneja un sabio que se conoce todas las tierras. - me comentó -. Si quieres, voy contigo.

...

Ya habíamos tomado el tren. Tenía las cortinas de las ventanas cerradas, no era un momento en el que quisiera observar el paisaje que se contemplaba. Si es que se podía, porque al ser manejado por alguien con magia, el vehículo iba extremadamente rápido y la imagen se difuminaba; apenas se distinguían las cosas.

Jungwon trataba de hacer algún chiste malo para hacerme reír, cortar la tensión que había entre mis pensamientos... Pero era imposible.

𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora