❝ Veintitrés ❞

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...

JUNGWON

El hecho de que Ra-Yeon ya no estuviera maldita era un lujo.

No miraba a Jay con esos ojos que la hacían ver triste, no se sentía mal, podíamos estar todos juntos. Y al mismo tiempo fue el impulso que se dio a sí misma para poder empezar a mostrarse más cercana con otros. Y eso, me incluía a mí.

Aunque tuve que darle la charla, por supuesto; advertirle de que lo que hizo fue peligroso. Y tuvo la suerte de topar con una bruja satánica de cargo superior que se tomaba en serio las cosas, pero si hubiera sido otra, podría haber acabado muerta. Básicamente lo que hice fue actuar de forma responsable y avisarle de que no volviera a hacer algo parecido. Aunque por su aura naranja... Sabía que no me haría caso.

Ella misma me dijo que, aunque aún tuviera muchos asuntos pendientes que investigar, iba a relajarse. Desconocía el por qué de tanto misterio en cuanto a ella y sus familias. La situación era muy compleja como para saberlo o tratar de descubrirlo.

Para mí, lo importante era que ella ya se encontraba bien con respecto al tema que la atormentaba hacía tan solo unos días. Eso era lo que yo creía fundamental.

Y aunque a mí mismo me pareciera egoísta de mi parte, tal vez avaricioso, adoraba que ya no se sintiera necesitada de huir cada vez que Jay se presentaba. Eso me permitiría pasar aún más tiempo con ella. Y es que yo mismo consideraba eso lo mejor para Ra-yeon, claro que ella iba a acercarse a quien quisiera, o incluso a nadie, pero siendo más cercana mí, estaba bien. Y no solo porque eso me gustara, se la veía cómoda, yo lo notaba. Heeseung llevaba a cabo investigaciones sobre ella aunque ella no era consciente, Sunghoon últimamente estaba alejado, triste y despistado por sus asuntos familiares, lo cuál era comprensible. Con Jay siempre existiría una pequeña incomodidad inevitable, Sunoo y Riki iban por su cuenta, y Jake simplemente era otro mundo demasiado feliz que iba de uno en uno repartiendo esperanza, lo cuál estaba muy bien, pero... ¿Qué había de él? ¿Algún secreto? De lo poco que contaba y se preocupaba, podía hasta ser el elegido o algo así, y no lo sabríamos.

Los conocía bien a todos, de muchos años a la mayoría, y eso no quitaba que tuviéramos nuestros secretos, y los que no, tenían problemas.

Y yo también los tenía, pero la protagonista era Ra-yeon. Secretos sencillos y sinceros, sin misterio y transparentes. Los conocía bien, me conocía a mí. Sabía que el único y mejor compañero de aventuras, que le ayudaría a descubrir cosas sobre su pasado, era yo.

...

RA-YEON

Si iba a teñirme, tenía que hacerlo de una vez.

Dejé mis cosas de bruja en el escritorio; la bola de cristal que ya empezaba a manejar bien, la pluma antigua que encontré en el fondo de un lago en Maledictionis y que pertenecía a una especie extinguida, la cual usaba para escribir, y mis apuntes de biología. Había terminado algunos deberes atrasados y era el momento de teñirme. Solo había un inconveniente; no conocía buenas peluquerías allí, en Maleficia.

Claramente, tenía que acudir a alguien que no iba a ser Jay. Aún no habíamos hablado de nuevo, y para lo primero que lo haríamos sería para que le explicara mi comportamiento. No me importaba que fuera él el que me recomendó el rubio platino.

Jungwon. Si bien podrían haber sido las chicas, veía a Jungwon una mejor compañía, con la que ya había cierto nivel de confianza.

Salí mientras me abrochaba la chaqueta del uniforme que implementaron hacía unos días, hacía frío. Los aires acondicionados estaban encendidos a niveles excesivo y tiraban ráfagas de viento por todas partes. A diferencia del mundo humano, allí funcionaban con energía de los brujos, y los profesores y directores eran demasiado calurosos. Todos le depositaban energía al aparato y acababa pasando eso.

𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora