❝ Veintinueve ❞

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...

RA-YEON

- Seis. Robamos seis almas ayer. - le respondí.

Jungwon y yo volvimos a su pueblo.

Después de lo ocurrido y de que Heeseung lograra que los padres de la tal Min le quitaran el hechizo, yo fui con él. Era lo que iba a hacer y por eso estaba allí, solo que la relativa de Heeseung nos interrumpió. Mientras él hablaba con sus padres, Jungwon y yo nos excusamos diciendo que nos sentíamos algo incómodos en medio de toda esa situación, y nos fuimos a robar almas.

Cuando vimos a Heeseung salir hablando con la chica, que ya parecía alguien normal, nos fuimos rápidamente. Ni siquiera hablamos con él, estábamos casi seguros de que estar más tiempo allí haría que se sospechara de nosotros.

En ese instante, Jungwon y yo estábamos en su cuarto en su casa de Maleficia. Primero estuvimos un rato cosechando unas plantas medicinales del huerto de su abuela. Me gustaba ayudar, además de que su madre, que estaba en la primera, parecía muy contenta por ello.

Me había preguntado cuántas almas llegamos a robar. No fueron muchas, no queríamos exterminar a la familia ni dejar demasiadas evidencias, solo vengarnos.

Después de que le respondiera, asintió levemente.
- Con eso podrías hacer algo, teniendo en cuenta que a esa tal Ryujin le caes bien. - se encogió de hombros, mostrándolo como una posibilidad.

- Podría ser. Iré pronto.

Habíamos estado hablando de mi padre, también mientras plantamos abrótano, o "artemisa abrotanum". No sabía cuándo iría a verle, cuándo estaría bien como para asimilar el hecho de que Beomgyu y yo sabíamos todo lo que había pasado. Y por otra parte estaba mi madre, que ya no vivía por la maldición. De tan solo pensar en que, si no hubiera puesto como posibilidad la maldición y lo hubiera visto normal, habría acabado como ella, me entraban náuseas.

- ¿Sabes? - me crucé de brazos -. Quiero ver a mi madre.

- Si fuera posible... - suspiró.

- Lo es. Recuerda que soy una bruja negra.

A Jungwon pareció brillarle un recuerdo en la cabeza, cayó en cuenta de mi habilidad especial; la necromancia.

Si bien las actividades relacionadas con los muertos no estaban permitidas en el instituto, en ese momento no estábamos ahí. Llevaba en su casa desde la tarde anterior, así que podía hacerlo.

Me levanté de la cama de Jungwon y fijé mi vista en los tablones de madera chirriantes del suelo.

- Hablaré con ella.

- ¿No es peligroso? - preguntó.

Negué.
- No es que sea algo que me han enseñado mucho en una familia falsa en la que la mayoría de brujos eran verdes, pero me las he apañado para aprender sola.

Jungwon asintió con interés y se alejó un poco, transportando con sus ruedas la silla de escritorio hasta la esquina de la habitación.

Iba a invocarla en forma de espectro, fantasma, como quisiera llamarse. De esa forma ella podía hablarme y decirme lo que siempre quiso. Si la llamaba como un zombie, querría comerse el cerebro de Jungwon, y no era algo que procedía, la verdad. Mi objetivo era puro, libre de maldad a diferencia del asalto al clan Kim del día anterior. Solo quería hablar con mi madre.

𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora