❝ Ocho ❞

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...

- Te voy a demostrar que ayer me leí los seis libros. - le dije a Jungwon, en tono competitivo.

Estábamos en la última clase del día; alquimia. Acabábamos de preparar una poción para ser invisible, como la que los chicos no pudieron hacer el día anterior. Una vez que el profesor explicó las cosas, entendimos que lo que hicieron mal no fue solamente echar escama de mamba negra, si no todo el procedimiento.
Esta que hicimos en clase no era tan potente como la que ellos trataron de hacer, y solo debía de permanecer invisible por un minuto.

El profesor nos dio vía libre para beberla, por lo que agarré el recipiente, decidida, y le di un trago al asqueroso líquido morado.
Era dulce, pero eso no quitaba que su sabor fuera repelente.

Una vez lo hice, lo dejé en la mesa, miré a Jungwon y este estaba desconcertado.
Miré mi brazo y no lo vi, tampoco veía mis mechones de pelo aunque los agarrara.

- Ha funcionado. - sonreí burlona, aunque no me viera -. Te lo dije.

- No pareces muy emocionada. - habló.

- No cambies de tema, Jungwon, te acabo de cerrar la boca. - respondí en tono juguetón.

Claro que no parecía emocionada, no podía expresar emoción.

- ¡Ya, está bien! - rodó los ojos -. Tú ganas, ¿Qué quieres? ¿Un premio?

Negué y me miró expectante, al parecer ya era visible. Pude comprobarlo cuando vi mi brazo.

- Invítame a un helado en la cafetería del instituto. - pedí, y me miró extrañado -. Están muy buenos los que hacen ahí. - me excusé.

Suspiró -. Vale, cuando acabe la cla...

El timbre sonó y Jungwon suspiró, me dio la mano en un arrebato y nos teletransportamos a la cafetería, al mostrador de helados, concretamente.

- Dime, ¿De qué lo quieres? - preguntó mirando a la carta que se situaba encima de la vidriera, donde ponían los sabores.

- De frutos azules. - contesté.

Me estaba volviendo un poco adicta a esos frutos, para ser sincera.

Jungwon asintió y se dirigió a la camarera que esperaba frente a nosotros, detrás del cristal.

- Dos de frutos azules.

Ya éramos dos adictos, o bueno, eso me apetecía pensar.
Miré hacia el lado y vi a Jay pidiendo un café a otra camarera. Me preguntaba si a él le gustaban esos frutos, o era más de los frutos rojos de Maledictionis.

Me giré para así ver a Jungwon, que ya estaba recogiendo los helados.
Me ofreció el mío, lo agarré y nos sentamos en una mesa algo apartada.
Al poco rato, visualicé una silueta sentarse a mi lado. Me giré preguntándome quién era y, para mi sorpresa, era Jay.

- Hola. - saludó.

- Hola. - lo devolví.

Tenía la sensación de estar hirviendo. Mis mejillas, especialmente.
Jungwon le sonrió y Jay señaló nuestros helados.

𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃𝐒 | ENHYPEN ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora