Al bajar del avión en Berlín y pasar por todos los check-outs necesarios para la verdadera entrada al país, me encontré con un hombre que sostenía un cartel con mi nombre. Petiso, sin pinta de ser el representante de una banda. Con una barba de al menos una semana… Eso si que no lo esperaba. Al acercarme a él me miró y preguntó - ¿Samanta García?
- Sí, contesté.
- El señor Jost pidió un taxi para usted. –eso me tranquilizó. No era él. - La llevaré directamente a su hotel. – dijo y empezó a caminar. Yo lo seguí. El taxi ya estaba pago, así que solo le di una propina por su simpatía. Aunque su inglés no era muy bueno, intentó charlar conmigo durante el viaje y lo hicimos de una forma muy amena. El hotel era un lujo, en el mayor significado de la palabra. Ya era de noche así que me duché y pedí algo de cenar al cuarto.
Dormí hasta las 12 del mediodía. Bajé al restaurante del hotel a Almorzar ahí, la verdad es que la cocina alemana no es de mis favoritas pero siempre se encuentra algo bueno que comer… éste lugar no fue la excepción. De vuelta en el cuarto encendí mi portátil y, en ella, skype, tal vez estaba Martín antes de ir a dar clases. Anoche solo le escribí un corto mensaje antes de dormir. Como era de esperarse, ahí estaba.
- Buen día, mi cielo – dije con una sonrisa, mirando fijo a la pantalla, esperando a ver su imagen en ella
- Buenas tardes, Sami ¿Cómo llegaste? ¿Qué tal el hotel? – dijo en un tono bastante seco comparado al buen humor que yo tenía en ese momento.
- Bien, de maravilla. Un buen viaje, en el aeropuerto ya me esperaba un taxi y el hotel es perfecto. No me molestaría vivir así todos los días de mi vida ajaja
- Me imagino ¿ya te vas a encontrar con la gente ésta?
- En una hora y media salgo… según tengo entendido son veinte minutos en taxi pero no quiero llegar tarde, así que decidí dedicarte un ratito antes de empezar a prepararme. Supuse que antes de ir a clases ibas a estar conectado
- Esperando que te conectes, claro ¿qué tenés pensado hacer además de ver a éste señor?
- Voy a ver si puedo contactar a otra agencia, de una banda que teníamos pensado llevar a Sudamérica, así no estoy haciendo nada… Hoy me llamó Camila, la que se encarga de los contratos finales de la agencia, tengo una conferencia mañana al mediodía de acá, eso también lo voy a arreglar y haré lo más que pueda… tal vez en otro momento pueda tomarme la semana libre. Veremos. – La charla quedó en silencio. Yo sabía que él seguía enojado porque me fui en mi semana libre. Él sabía que yo sabía… Por al menos un minuto no dijimos nada hasta que me sentí más incomoda que nunca – bueno… me voy a cambiar antes que se haga tarde. Suerte hoy.
- Sí, andá. Suerte a vos también – y cortó. Ni un “te amo”. Ni una muestra de afecto.
Decidí dejar lo malo de lado, no me gusta ir de mal humor a mis reuniones. Me preparé para salir y eso hice. Algo me decía que si firmaba éste tour vendría algo interesante. Me gustan éstas corazonadas… siempre pasa algo que le da un giro a lo que vengo haciendo.
Pedí un taxi y fui hasta la dirección que el tal Jost me había enviado, era una especie de departamento gigante… casi podría decirse que una casa. 15.55 horas… que puntual. Toqué el timbre y esperé. No estaba segura de que tipo de imagen tenían éstas personas de mi ni como ellos iban a estar esperandome, así que intenté vestirme lo mejor posible. Llevaba un pantalón de vestir negro y una camisa un tanto suelta en gris oscuro. Mi bolso negro no podía faltar y, para el toque de color, unos stilettos rojos. Mi pelo castaño oscuro caía suelto unos 10 centímetros por debajo de mis hombros y había decidido llevar mis lentes puestos, para no tener que buscarlos si tenía que escribir algo… sabía que iba a tener que escribir algo.