- No yo... nací acá... Bueno, no acá en Los Ángeles pero me mudé hace unos años – seguía cada uno de sus movimientos, escuchaba cada una de sus palabras. Veía sus labios moverse al compás de cada sílaba que daba y sin saber por qué, me gustaba verlo – Me mudé y estuve trabajando allá en una empresa haciendo tours y demás, hasta que me cansé y ahora soy profesor de música - ¿Por qué se fue? ¿Lo dijo?
- Trabajaba con su novia
- ¿Tenés novia? – dirigí mi vista a él en tan solo un instante. El pequeño y casi simpático nudo en mi estómago había triplicado su tamaño
- ¡Se va a casar! – me sentí mal, como si tuviera razón para hacerlo. Bajé mi mirada, no esperaba escuchar algo así ¿por qué me sentía de ésta forma? Lo sentí mirándome. No pude evitar ocultar mi expresión y por eso no quise levantar la vista. Tom lo felicitó y siguió hablando con Jerry. Tanto Martín como yo nos quedamos quietos, otra vez, sin decir nada. Poco después noté que se levantaba y disimuladamente lo vi entrar a la casa, dejando su cerveza de paso en una mesa. Los minutos pasaban y no volvía, ninguno de los otros había notado su falta.
- Jerry ¿puedo usar el baño? – pregunté. Él solo asintió. Dejé mi botella en el suelo y entré. Conocía la casa, ya había estado varias veces, de igual manera inspeccioné cada esquina de la misma. En la sala de estar lo vi a Martin, apoyado contra una pared, con un celular en la mano – hey – dije intentando llamar su atención
- Hey – me miró confundido y bloqueó su celular, bajando su mano, levantando su vista
- Felicidades por lo del... casamiento – quise sacar mi mejor sonrisa, él casi que sonrió irónicamente
- Sí... gracias. – Volvió el silencio. Volví a mirarlo de una punta a otra. Noté su mano jugando con el teléfono que sostenía
- ¿Vas a... venir hoy? Digo... a la fiesta – nuestros ojos se volvieron a cruzar y una leve sonrisa volvió a verse en sus labios
- Sí... creo que Jerry va – comenzó a mover sus manos mientras hablaba, como intentando señalar y explicar cada palabra que decía
- Va a ser divertido... como... vamos a hacer una barbacoa... En Argentina hacen mucho eso ¿no? – volvió a asentir. – bueno aunque creo que no tendría comparación, según dicen... además... es vegetariano todo porque... bueno, con Tom somos – él siguió sonriendo
- Creí que ibas al baño – la voz de Jerry hizo que ambos dirigiéramos la vista a la entrada y lo siguiéramos hasta la cocina
- Yo... sí, eso iba a hacer – dije nervioso. No, en realidad no, pero ahora debería.
- ¿Quieren otra cerveza?
- Sí, yo sí – dijo Martin
- Yo no terminé la mía
- ¿Europa te ablandó? – bromeó Jerry
- No, me preparo para hoy a la noche – Jerry rió ante mi respuesta. – Ahora salgo – dije y me dirigí al baño.
Al volver al jardín vi las sillas vacías y escuché el agua de la piscina. Tanto Jerry como Tom estaban al borde de la misma, con las piernas dentro del agua, Martin acababa de salir a la superficie y se sentaba al lado de mi hermano y se unía a la charla.
- No, no creo que vuelva a vivir acá... No sé. Me gustaría pero no es tan fácil – decía – pero mientras mi hermana y Jerry sigan acá, tal vez los venga a visitar más seguido – mientras hablaban me dirigí a ellos y me posicioné detrás de mi hermano, siguiendo su charla
