- ¿La viste a Jessy? – preguntó Tom cuándo me escuchó entrar
- No, no estaba
- ¿Está Jerry? Podría invitarle una cerveza
- No, tampoco está. Jessy tiene un hermano ¿sabías?
- ¿A qué viene eso?
- Nada, que él está en su casa ahora, sólo eso.
- ¿En su casa? ¿Por qué? – salió de la cocina y vino a mí, que seguía en la entrada, apoyado a la puerta.
- No sé, no le pregunté. – Callé esperando que él dijera algo, cosa que no pasó – deberíamos hacer una fiesta ¿no crees?
- ¿Por qué? – me miró confundido e hizo una mueca chistosa que me sacó una sonrisa
- Porque volvimos. Ya sabes, invitar a nuestros amigos, conocidos. Hace rato no los vemos.
- ¿Y cuándo? Mañana tenemos todo el día ocupado
- ¿Sí?
- Menos mal que hablé con Samanta... si fuera por vos salimos perdiendo
- ¿Hablaste con Sam?
- Samanta y sí.
- ¿Cuándo?
- Recién, llamó a tu teléfono pero no estabas. Mañana tenemos que dar una entrevista y también hay sesión de fotos, es para una revista
- ¡Ahh! Sí, ya se... Bueno, el miércoles entonces
- ¿No es muy pronto?
- Después no vamos a tener tiempo, además, como si no fueran a venir
- Pero vos te encargás, que fue tu idea – sonreí tras su aprobación y al fin me moví de la puerta, volviendo a la cocina
- ¿Tenemos comida?
- Lo que sobró de hoy temprano.
- ¿Querés un café? – Tom asintió y yo no dejé de sonreír.
El primer lunes en casa fue bastante relajado, especialmente por lo que viene desde ahora. Unos conocidos pasaron a darnos la bienvenida, más tarde escuché a mis vecinos llegar... ¿debería...? No, dijiste mañana. Comencé a enviar mensajes avisando de la pseudo-fiesta que daríamos el miércoles por la noche. Terminamos la noche viendo series en el sofá de la sala de estar hasta que nuestros cuerpos pidieron volver a la cama.
La alarma me despertó a las 10 de la mañana, entre el jet lag y que es muy temprano para mí, no me veo para nada bien. Una ducha, una buena taza de café y un rato después salí junto a Tom y Pumba a dar esa entrevista. Maquillaje, muchos out fits para elegir, champaña ¿qué más podía pedir? Las casi 12 horas que pasamos en ése estudio terminaron valiendo la pena. Todos salimos contentos de la misma. Por la medianoche estábamos en casa y habíamos perdido un día entero. Mañana. Mañana vas.
By Martin
Otro día más y ya solo faltan cinco para volver a casa. Una semana después pienso pedirle casamiento a Sami y el miedo atraviesa cada célula de mi cuerpo. ¿Miedo de qué? No sé, sabiendo que no hay posibilidades de que se niegue a la propuesta.
