Habían pasado dos días y Martín no me había respondido el mensaje. Samanta no me había escrito ni llamado. No hay razón para que hablemos todo el tiempo, pero me sorprende que no lo haya hecho todavía... para hablar del show, de... no sé, para saber que no sabe nada y el no saber nada de ninguno de los dos sólo me hace pensar que sí. Que hablarle iba a ser solo para decir la verdad, que el hecho de que me llame sería solo para que yo le dijera que sí, que su novio-futuro marido la había engañado conmigo ¿cómo iba a poder seguir trabajando con ella si siquiera me animo a hablarle?
Ría había vuelto, razón por la que Tom no estaba hoy en casa porque había salido con ella. Yo decidí sacar a Pumba a caminar pero creo que no fue una buena idea. Ni diez minutos después de haber salido me crucé a conocidos que solo podían hablar de haber visto el bendito show en Argentina, la maldita caía y lo único que me recordaba era a la mirada fija de Martín a cada paso que daba, el momento en el que salimos del escenario y de alguna forma lo encontré entre toda esa gente... todo. Sólo sonreía, fingiendo que hasta quería reirme ante sus comentarios, pero de lo que menos quería hablar era de ese día y del mensaje que no me había respondido. Escapé a la última charla gracias a mi teléfono que sonaba y ansioso lo atendí, para encontrarme con la voz de Georg del otro lado – Hey Bill
- ¿Sí?
- ¿Todo bien?
- Sí, sólo que... nada ¿pasa algo?
- Lo mismo debería preguntarte yo
- No, Geo, no pasa nada
- ¿Seguro?
- Sí, sí ¿para qué llamaste?
- Lo llamé a Tom para preguntarle cuándo volvían a Alemania pero me dijo que vos sabés y por eso te llamé
- Todavía no compramos los pasajes
- Buenísimo, porque habíamos quedado para la segunda semana de diciembre y venían directo al casamiento pero los necesitamos antes
- ¿Los?
- Sí, Gustav y yo... bueno, Gustav más
- ¿Es algo importante?
- Sí, bueno... No... no sé, Bill, pero vénganse unos días antes, es por la organización... además, sino no llegan a la prueba antes de la fiesta
- ¿Pero no era unos días antes?
- No, la adelantaron
- Bueno, está bien ¿algo más?
- Sí... ¿ya le dijeron a Samanta del show de año nuevo?
- No
- ¿La van a invitar?
- Creo que sí, no sé, Geo... estoy en la calle ¿podemos hablar después?
- ¿Seguro que estás bien?
- Sí, Georg, sí. Hablamos después ¿sí? Chau –dije y corté, ya enervado por alguna razón que siquiera podía decir cuál era... simplemente no quería hablar con nadie, no ahora, no estoy de ánimos, no tengo ganas.
Guardé el teléfono pero no quedó ahí por más de un minuto, que lo saqué y decidí llamar a Martín. Necesito hablarle, que me diga si Sam sabe algo, que me diga algo. No atendió. Decidí emprender camino de vuelta a casa y a los pocos minutos volví a buscar el teléfono y marcar el mismo número que antes. El tono sonaba y sonaba y sonaba - ¿sí? – hasta que lo que sonó fue su voz. Me quedé quieto y callado por unos segundos - ¿Hola? – volvió a hablar... Me hablaba en español, no había visto que era yo
