Llegué al hotel y lo primero que hice fue buscar el maletín de Samanta, los contratos estaban ahí. Me senté en el piso y lo abrí, revolviendo todo lo que se encontraba en el paso de mis manos por los papeles. Una carpeta roja estaba separada con una etiqueta sobre ella Tokio Hotel dice. La abrí y tenía varios separadores. David Jost, Gustav Schäffer, Georg Listing, Tom Kaulitz, Bill éste. Lo tomé. Bill Kaulitz, vocalista de Tokio Hotel, blablablá, 1 de septiembre de 1989, Alemania, blablablá, domicilio actual Los Ángeles. Dejé las hojas caer al piso y corrí a la computadora. Buscador: Tokio Hotel. Esto no podía ser cierto. No podía ser él... Samanta había estado en una conferencia, recordé. Busqué sobre eso y ahí estaba. Habían fotos de ella entrando al lugar, habían fotos de ella con ellos, habían fotos de Samanta y Bill charlando, saludándose – ¡Maldita sea! – dejé escapar de mi boca. Volví al maletín y tomé la agenda telefónica que tenía... K... K... K... Kaulitz, Bill. Saqué mi teléfono de mi saco y escribí, sin siquiera saber por qué, pero lo hice. Segundos después mi teléfono sonó. Samanta. No quiero un maldito mensaje de Samanta ahora. "Estoy volviendo ¿estás mejor?" No contesté, dejé el teléfono sobre la cama e intenté ordenar su maletín de vuelta, al terminar me metí en la ducha. Al rato la escuché - ¡Martín! Ya volví – dijo. Escuchaba sus zapatos resonar con cada paso que daba. Apagué el agua y comencé a secarme para luego envolver la mitad de mi cuerpo en el toallón e ir a verla. Estaba sentada en la cama, con la computadora en su regazo
- Te gustaron ¿eh?
- ¿Qué? – la miré confundida. Ella tomó la computadora con ambas manos y la giró en mi dirección. Estaban todavía abiertas las pestañas que había mirado. Mierda, mierda, mierda. Intenté sonreír. Rasqué mi cabeza con una de mis manos
- No estuvieron tan mal
- ¡Qué bueno que te hayan gustado! Te dije que eran chicos muy talentosos – mientras hablaba comenzaba a sacarse los zapatos y caminaba en dirección al baño – además son muy simpáticos, fue una pena que no hayas estado
- Sí, bueno, otra vez será
- ¿Te sentís mejor? ¿Qué te había pasado?
- No sé, no me sentía muy bien, estaba mareado, por eso preferí volverme, para que no te preocupes
- Que chistoso
- ¿Qué? – estaba entrando en el cuarto de baño pero dejó la puerta abierta. Yo me acerqué para escucharla
- El cantante también se mareó durante la presentación
- ¿Bill?
- ¿Cómo sabés el nombre?
- Yo... lo... por lo que busqué en internet
- Ah, sí, bueno, él – se metió en la ducha y yo entré en el baño para seguir hablando con ella
- ¿Qué le pasó?
- No sé, ¿viste que salió corriendo del escenario? Bueno, dijo que se sentía mal y por eso se fue así. Yo fui tras él pero llegó el hermano – Tom... no puedo creer como me mintieron... como le mintieron a Jessy y Jerry por tantos años... - y se lo llevó. Después volvieron y dijo que estaba mejor pero no sé, la verdad... fue bastante raro. – No, no lo fue. Yo sé que es lo que pasó. Dios. Salí del baño y fui a vestirme para dormir. Ya era tarde y por la mañana volveríamos a Buenos Aires. El teléfono de Samanta sonó y ella corrió a atenderlo. – No, todavía no. Sí, al medio día estaremos ahí. Puntual para la prueba de sonido, sí no se hagan drama. Perfecto.
