Capítulo 36

73 7 5
                                    

Lo escuchaba cantar, lo miraba mirarme, provocarme con lo que decía. El cuestionario anterior frente a Samanta había sido una idiotez y ahora, estar ahí y mirarme antes de cantar eso... Mi cuerpo explotaba de ganas de volver a tenerlo al lado, para mí solo, de volver a olvidarme del mundo. Ni Samanta, ni Tom, ni nadie me importaba. Siquiera lo que podía ser de mí. Estaban a punto de terminar el show, lo necesito, necesito estar a solas con él, necesito volver a besarlo, necesito volver a mirarlo y que me mire sin la presión de tener a los demás a nuestro alrededor. El éxtasis me sobrepasaba. Había estado todo el tiempo a un lado del escenario, siquiera quería estar cerca de Samanta. Antes que terminen de tocar me moví a un lugar dónde sabía que podía cruzarlo y así fue. Volvían los cinco festejando la presentación y yo estaba detrás de un par de técnicos, apoyado contra una pared, esperando que me viera, rogando que los demás no lo hicieran y estaban tan entusiasmados que no lo hicieron, pero él sí. Le sonreí y moví mi cabeza de forma tal que notara que lo estaba llamando, sin hacer mucho espamento. Dos palabras y ya se dirigía a mí. Esperé a no estar a la vista de los demás y me adelanté a él y sin siquiera hablar tomé su brazo y tiré de él para que me siguiera, intentando no llamar la atención de nadie. Sabía de uno de los cuartos que estaba vacío y ahí lo llevé. Alejado de todos. Estoy ansioso pero sorpresivamente no nervioso. Estoy decidido de lo que quiero hacer. Llegamos y miré para asegurarme que nadie nos veía, abrí la puerta y de un tirón lo metí y cerré la misma a su espalda, aprisionándolo colocando ambos brazos a su lado. Comenzó a hablar y siquiera me tomé la molestia de escucharlo. Lo observé por unos segundos gracias a la poca luz que había en el lugar y sin dudarlo lo besé y lo hice con tantas ganas que siquiera hay forma de explicarlo. La forma en que nuestros labios encajan sobre el otro es perfecta. Sentí su fuerza contra mis labios, aunque nuestros cuerpos seguían distantes. Ambos queríamos, ambos esperábamos por este beso, ambos lo buscábamos. Todo lo que podía haber detrás de esa puerta había desaparecido, otra vez, porque era lo que él generaba. Sus manos comenzaron a recorrer mis costados lentamente, hasta agarrarse de mi espalda para hacer fuerza contra su cuerpo y pegarnos el uno al otro. Ya no apoyaba mis manos sobre la puerta, sino que mis antebrazos y la distancia entre nosotros no existía. Nuestras bocas seguían buscando lugar sobre la otra, buscando dominar sobre el otro. Si seguía no iba a poder parar, así que decidí separar nuestros labios. Lo miré fijo, a pocos centímetros de distancia. Estaba mordiéndose un labio y eso me volvía loco. – Esto está mal – dije sin hacer nada al respecto. Esta mal y lo sé, pero me hace bien. Sentía nuestra respiración chocar, mi pecho inflándose sobre el suyo

-          Ya no me importa... peor no puede estar – dijo para volver a acercar su rostro al mío y seguir el beso, despegándose de la puerta, pegándose más a mí, así haya sido por cortos segundos – me están esperando – y seguido me soltó. Abrió un poco la puerta y miró que nadie estuviese cerca. Antes de salir me miró – sos de lo peor – y sonriendo se fue. ¿Qué quiso decir con eso? ¿qué significaba eso? Salí del cuarto poco después, aun sintiendo la fuerza de sus manos en mi espalda. No podía volver todavía, él hace poco había salido.

Me quedé dando vueltas y sentí mi teléfono vibrar – Los chicos se tienen que ir ¿dónde estás?- era Samanta, obviamente.

-          Ya voy – escribí y emprendí camino al camerino. Entré como si nada

-          ¿Dónde estabas? – fue lo primero que dijo Sam

-          Terminaba de mirar el show

-          No sabía que te gustaba Juanes – dijo mientras caminábamos en dirección a los chicos. Yo temblaba por volver a verlo y volver a fingir que no lo conocía.

-          No me gusta, pero quería ver. – Ellos estaban tomando sus cosas para salir e irse al hotel – bueno chicos – dije para llamar su atención – un gusto haberlos conocido – y le di un apretón de manos a cada uno mientras nos despedíamos – Espero volver a verlos – dije mientras apretaba la mano de Bill y le medio sonreía. Él seguía serio.

GirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora