- Martín – dije en forma de saludo cuándo atendí su llamado
- Sí, hola
- ¿Cómo estás? – pregunté
- Bien... bueno... podría estar mejor, ya sabés – lo escuché reir del otro lado del teléfono
- Sí...- en ese momento no supe que decir... sabía a que venía ese comentario, sabía que yo tenía la culpa de eso. Me callé, al igual que lo hizo él. La tensión se sentía a mi alrededor, se me notaba en mi forma de caminar. Quise seguir la charla y recordé por qué es que estábamos hablando – Leí que ya renunciaste a tu trabajo – dije mientras cruzaba la puerta del local al que me dirigía
- Ah, sí, sí – contestó de forma curiosa... curiosa por no decir ¿alegre? ¿por qué se alegraría de algo así? – creí que iba a ser mucho trámite, que iba a tardar días, pero no, así que eso me alivió bastante – continuó. Hablaba rápido ahora, no tan tenso como en las primeras oraciones de la conversación. Yo me dirigía a buscar un pack de cervezas mientras lo escuchaba.
- Ah... que bueno
- Sí... ¿vos cómo estás? – Confundido, porque no esperaba que me hables, mal porque tu ex futura esposa va a acabar el contrato que por tanto esperé, porque sabe que me acosté con su pareja, porque confiaba en mí y la traicioné casi sin saberlo... lo normal...
- Bien... justo estaba en la calle, caminando, comprando unas cervezas – dije evitando todo lo que en verdad cruzaba mi cabeza.
- Qué raro que alguien tan famoso como vos salga a comprar sus propias cervezas – dijo en tono burlón
- Sí, bueno... así los demás no se enteran que soy tan famoso como... yo – y reí. Me dirigí a la caja... por suerte no había nadie y podía pagar e irme
- Y viene funcionando
- Jessy no lo notó en el tiempo que lleva siendo mi vecina... bueno, hasta ahora – mi tono casi animado volvió a cambiar mientras me alejaba de la caja con mi pack de cervezas. Recordé que así como le había dicho a Sam que la había engañado conmigo, habría hablado con Jessy, dejando mi secreto al descubierto.
- ¿Por qué? ¿Se lo contaste? - preguntó confundido
- No, yo no... creí que vos... - y ahora el confundido era yo. Martin me interrumpió
- No, no ¿por qué lo haría?
- No sé... era posible – reí aliviado... estaba cien por ciento seguro que le había dicho a Jessy y saber que no, me había sacado un peso de encima – gracias – dije con una sonrisa en mi rostro.
- ¿Por qué?
- Por no decírselo... ya sabés...
- Sí... bueno, no hay por qué – ambos volvimos a callarnos por unos segundos
- ¿Cómo está Sam... - no, no podés decirle Sam - Samanta? –
- No sé
- ¿Cómo no? – pregunté atónito, mientras poco a poco me acercaba más a mi casa
- Se fue del departamento y no me responde... no sé a dónde fue. Hoy sus compañeras de trabajo llamaron acá para ver si iba a ir a trabajar porque no había aparecido en la oficina, no creo que le haya pasado nada. Debe estar con alguna amiga pero... simplemente no quiero llamar a sus conocidos porque...