La propuesta de Samanta era, claramente, lo mejor que le podía pasar en éste momento a la banda pero ¿dejar a Jost? ¿Así como así? ¿Cómo decirle a los chicos todo lo que los últimos años pasó? En realidad, todo era más difícil de lo que parecía y es, en parte, mi culpa por no haber hablado cuando debía. Creí que le hacía un bien a la banda pero cada día que pasa entiendo que solo hice mal y la presión cae sobre mí. Además, trabajar con ella... más de lo que venimos haciendo ahora... si ya tenemos un trato mayor al que deberíamos si ella fuera nuestra manager todo sería el doble de mejor o el triple. En algún momento tendré que hablarlo con los chicos pero hoy... hoy no. Tengo mucho que preparar, mucha bebida que comprar.
Después de hablar con ella me puse a sacar toda la mugre que con Tom solemos dejar dando vueltas por la casa hasta que apareció él detrás mío
- ¿Cuántos vienen?
- No sé – dije mientras seguía levantando cosas del suelo. Sentía su mirada siguiéndome – creo que veinte... más o menos
- ¿Vienen con más gente?
- No sé – bufó – no dije nada al respecto cuándo les escribí, Tom – él fue directo a la cocina sin decir más nada - ¡Podrías ayudarme! – grité desde la sala de estar
- ¡Es tu fiesta, hermanito! Yo estoy ocupado
- ¡¿Haciendo qué?!
- Mirándote limpiar mi mugre – dijo al volver a la misma sala en la que yo estaba. Le revoleé una remera suya que tenía en mi mano pero él logró alcanzarla antes que ésta lo golpee.
- Después acompañame a comprar, al menos
- Lo voy a pensar
- Dale, Tom – dije parándome frente a él, haciendo casi un berrinche – No seas así, si al final vos también vas a estar acá. – el rió y solo se fue. El timbre sonó. Dejé todo lo que tenía en mis manos sobre el sofá y fui hacia la puerta.
- ¡Hey! - ¿Jerry?
- Hola... si... ¿pasó algo?
- No, solo quería preguntar si necesitaban algo para hoy a la noche. Jessy se fue y estamos con mi cuñado acá al lado y ya que hoy vamos a venir tal vez podíamos ayudar – vamos. Me emocioné, sí. Estos últimos dos días solo tuve en la cabeza dos cosas, los contratos de Samanta y Martin, el hermano de Jessy. No, tampoco me había olvidado el nombre, ni nada de lo que había visto esa noche en la entrada de la casa de mis vecinos.
- Yo... no – otra vez las palabras volvieron a fallar, de solo saber que esa sensación que tuve al verlo por primera vez , se podía repetir. – No... creo que...
- Solo decía – dijo al notar que no podía terminar siquiera la oración. – cualquier cosa puedes simplemente tocar el timbre desde el jardín, seguro estaremos allí todo el día
- Gracias, lo tendré en cuenta – dije sonriendo, más tranquilo que antes. Esos nervios me jugaban en contra, nervios que siquiera sé de donde salen.
Nuestros jardines estaban a la vista el uno del otro, separados por apenas unos pequeños arbustos que simplemente podíamos pasar por encima. Durante el verano solemos cruzar palabras de una casa a la otra. Hemos pasado tardes en su piscina, ellos en la nuestra, barbacoas en ambos jardines, nunca tuvimos algún problema con ello y creo que hoy lo agradezco más que nunca. Creo que la fiesta será hecha en el jardín. Podríamos hasta hacer una barbacoa, sí, Tom va a estar contento con eso.
